La mayoría vestidos de blanco, con cartulinas en las que escribieron frases de aliento, de recuerdo, pero sobre todo de reclamo a las autoridades, y con veladoras prendidas, caminaron rezando y cantando alabanzas hasta llegar al templo de la Asunción.
Aquí se concentraron y colocaron sobre las escalinatas una fotografía de tamaño real con los cinco amigos desaparecidos el viernes 11 de agosto.
«Ahora y en medio del dolor caminamos alegres, en la esperanza», dijo el párroco al tomar el micrófono.
La plaza principal luce llena de personas que se sumaron a esta manifestación pacífica para orar por el regreso de los muchachos.
El sacerdote encabeza las oraciones que siguieron las personas que se dieron cita a esta concentración masiva.
Después de terminada una oración, todo mundo se quedó callado para escuchar el toque del silencio de la banda de guerra.
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