Nunca en la historia un presidente había sido amonestado por incurrir en violencia en razón de género, Andrés Manuel López Obrador, pasará a la historia por sus dichos y ofensas en contra de una ciudadana, Xóchitl Gálvez Ruiz, a quien primero le negó la réplica que ordenó un juez y luego lanzó descalificaciones y hasta violó la ley fiscal al exhibir información confidencial de una causante. En otras circunstancias habría elementos para someterlo a un juicio político.
El presidente tiene más de un mes atacando en sus mañaneras, sin faltar ninguna, a la legisladora, a quien se refiere como la SEÑORA o la SEÑORA X, para aplicarle un vínculo con el activista Claudio X. González Guajardo; nunca se refiere a Xóchitl como SENADORA, cargo que, como él, se ganó en las elecciones de 2018. En cambio, Xóchitl Gálvez siempre se refiere a él como SEÑOR PRESIDENTE.
López Obrador ha tenido serios problemas para relacionarse con las mujeres, tanto en las expresiones públicas como en las actividades cotidianas. Se recuerda cómo ha desairado las manifestaciones conmemorativas del Día de la Mujer, les ha dado un portazo de Palacio Nacional, lo más que ha hecho es ordenar que las atendiese la Secretaria de Gobernación.
Han sido frecuentes sus descalificaciones de comunicadoras como la politóloga y académica Denise Dresser y la periodista Carmen Aristegui, ambas en otro tiempo simpatizantes de la causa lopezobradorista, las ha criticado sin presentar una sola evidencia de sus acusaciones.
El presidente se asume como feminista porque ha incluido a varias mujeres en su gabinete, pero ha sido evidente cómo las ha limitado en sus acciones, se recuerda el pánico escenico que le daba a la actual presidenta del INEGI, Graciela Márquez, criticada por una confusión de números, siendo ella economista. A la senadora Olga Sánchez Cordero, como titular de Gobernación muchos la redujeron al florero de Bucareli y a partir de entonces es una referencia para calificar a varios integrantes del gabinete presidencial.
También se recuerda el desaire a la secretaria de economía Tatiana Clouthier a quien despidió con indiferencia y hasta marcando distancia cuando la exfuncionaria lo quiso abrazar, el gesto fue señalado por la mayoría de los medios que siguen las conferencias mañaneras.
Tema aparte ha sido la forma en que ha tratado a la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, a pesar de que son pares, ha lanzado todo tipo de ataques para descalificar a la titular del Poder Judicial, inclusive ha sido omiso, él y su gobierno con las agresiones que se han presentado en las afueras del edificio de la Corte y en otros escenarios donde la figura de la ministra ha sido defenestrada y amenazada por simpatizantes de López Obrador.
La más reciente fue la aparición de la joven secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, quien se presentó en la mañanera para hacer una defensa del presidente con ataques contra un juez, descalificando las bondades del amparo al que todo ciudadano tiene derecho y el juez a concederlo cuando existen fundamentos. Abogada como es, Alcalde se olvidó de los preceptos de ley para justificar los actos del mandatario.
Este miércoles Andrés Manuel López Obrador siguió con su cargada contra la senadora Xóchitl Gálvez y hasta intentó victimizarse, y no presidente, a usted no le aplica lo de violencia en razón de género, ya debería de saberlo o que alguien se lo hubiese explicado, el poder que ostenta no lo hace un ciudadano como todos No se limita su libertad de expresión, solo se pide que cumpla la ley.