El Cristalazo

XOCHITL DENTRO; XOCHITL FUERA

Publicado por
Héctor García

El diez de julio pasado, los asistentes a la reunión de “Mexicolectivo”, en el WTC de la ciudad de México, iban con dos curiosidades: una, saber si Dante Delgado sería atraído por el Frente Amplio Opositor y la otra, comprobar la presencia de  Xóchitl Gálvez en el esfuerzo de diagnóstico y planteamiento de soluciones de la organización, sin dejarse atraer por Movimiento Ciudadano.

El trabajo de análisis de los grandes tremas nacionales, fue presentado de dos formas en esa asamblea.

Una, por escrito, con le edición de siete libros pequeños con los temas sustantivos y la otra, por medio de explicaciones generales sobre ellos, en pantallas o discursos al estilo TED. Como sea, la versión editada suma cerca de 750 páginas y es el más exhaustivo catálogo del binomio “Diagnósticio-Propuesta” elaborado hasta ahora por Xóchitl presentó el tema “Población indígena y afromexicana.” No leyó frente a una pirámide; elaboró un documento tan exhaustivo como puede ser para fines de divulgación general.

Parte de ese documento es esta:

“…El Convenio 169 de la OIT, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI)y la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DADIN), reconocen a los pueblos indígenas como sujetos titulares de derecho público. En México sigue pendiente la armonización de su legislación constitucional.

“La presencia del Estado mexicano entre la población indígena ha sido débil y más enfocada al control social y no al bienestar de los pueblos. Es común que los funcionarios públicos no tomen en cuenta las formas de organización indígena y mucho menos su carácter de sujetos titulares de un conjunto de derechos colectivos.

“Esto ha impedido el cumplimiento pleno de los derechos indígenas y no ha mejorado sus condiciones de vida ni ha propiciado una convivencia más justa y equilibrada.

RECONOCIMIENTO DE LOS SISTEMAS NORMATIVOS

“Existe la exigencia de contar con un sistema de procuración y administración de justicia que sea capaz de entender y resolver desde los parámetros culturales, sociales y de cosmovisión de los sujetos que requieren la intervención de la autoridad jurisdiccional.

Otra demanda de las comunidades indígenas es que los municipios les transfieran recursos con base en una distribución equitativa, justa y proporcional.

No obstante, hay casos en los que se ha avanzado en el reconocimiento de sistemas normativos internos. Oaxaca reconoce el derecho a la elección de los gobiernos locales en municipios y comunidades indígenas. En Michoacán, Guerrero y Chiapas, San Francisco Cherán, Ayutla de los Libres y Oxchuc, respectivamente, han cambiado del régimen electoral de partidos políticos al de “usos y costumbres”.

“En la Ciudad de México se ha reconocido este derecho a las comunidades originarias. En Morelos se reconocen constitucionalmente cuatro municipios indígenas.

“Pueblos y comunidades están reclamando que sus formas de gobierno y sus autoridades sean reconocidas por el Estado.

REPRESENTACIÓN POLÍTICA

“El acceso a los congresos estatales y al federal ha sido muy escaso y se ha dado por la vía de los partidos políticos y no por el de sus sistemas normativos. Esto ha implicado que las personas indígenas no llegan a cargos de representación electoral popular.

“Por otra parte, los partidos políticos no respetan los procedimientos electorales de las acciones afirmativas para los indígenas y afromexicanos y usurpan las candidaturas que corresponden a personas indígenas y afromexicanas…”

Obviamente el documento es más amplio. Incluye hasta el derecho a la consulta que jamás se atendió en obras públicas de asimilación o apropiación territorial, como el Tren Maya, por ejemplo.

Pero todo esto significa, sencillamente un conocimiento del tema. Nada mal para aquella a quien le quisieran expedir un certificado de pureza étnica, al estilo de la Alemania del siglo pasado.

Este documento coloca a Gálvez dentro de un colectivo cercano (o dependiente en la organización), de MC, pero no la hace su candidata.

EL DISFRAZ

La reciente sección del espectáculo político publicitario  de la conferencia matutina del señor presidente de la República nos confirma su enorme habilidad para disfrazarse o al menos disfrazar las cosas, las intenciones y las herramientas del poder.

Obviamente su mayor demostración en el arte del disfraz ocurrió cuando acompañado de una troupe de simuladores, asumió el falso cargo de una presidencia de la República existente solo en sus delirios y rindió protesta ante sí mismo con una banda presidencial de utilería, la cual (recordemos), le fue impuesta por Rosario Ibarra de Piedra (sin representación alguna) y sostenida cuando se le deslizaba por el costado,  por Claudia Sheinbaum.

Así se disfrazó de presidente. Años después ya asumiría el cargo real, lo cual dice mucho de la memoria de este país y sus perdones de toda clase.

El presidente disfrazó el plantón. Del Zócalo en aquellos tiempos como “Asamblea informativa”. De esa manera le puso también una máscara al proceso de selección de su candidato con la invención de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

De la misma forma ha enmascarado también sus levas interminables con los membretes de los Jóvenes Construyendo el Futuro y los Servidores de la Nación y demás etiquetas de la acumulación de prosélitos de Morena.

Ahora sale con otro antifaz: la sección. De la “mañanera “ donde otro dice.

“Yo no lo digo, lo dice otro”, dice como si la sola intención no fuera suficiente para encontrar, media ahora antes de la chistera, el conejo de la suerte.

Trampa tras trampa.

Maurice-Marie-Émile Leblanc (1864 – 1941) fue un notable escritor de novelas policiacas y de aventuras. Su personaje más notable fue Arsenio Liupin, el maestro del disfraz, quien utilizaba todo tipo de vestuarios, afeites y transformaciones para cometer robos ingeniosos y sensacionales.

Pero Lupín ha sido superado. En el Palacio Nacional tenemos al verdadero maestro del disfraz. Disfraza a la realidad.

Y lo mejor de todo, el público aplaude con frenesí en la gayola.

Rafael Cardona

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Héctor García