El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, atacó a la oposición este sábado en la celebración del quinto aniversario de su victoria de 2018, en su último año en el cargo en la plaza más importante del país, el Zócalo de la Ciudad de México, donde dijo a los mexicanos que sus adversarios quieren volver al «antiguo régimen de corrupción».
«Los opositores siguen hablando en su demagogia retórica en nombre de la democracia, pero actúan como oligarquía y defienden el antiguo régimen de corrupción y privatización de manera descarada y hasta ridícula», pronunció el mandatario hacia el final de su discurso que, como es habitual, duró más de una hora.
Aseguró que los opositores no pueden ver que su gobierno, basado en el humanismo, promovió un cambio de mentalidad en el pueblo que se «empoderó» y ya no quiere tolerar la corrupción.
«Los reaccionarios de nuestro tiempo cada vez ofenden la inteligencia de la gente, actúan con prepotencia y creen que van a reconquistar el gobierno», espetó el presidente en el evento al que, a pesar de la lluvia acudieron miles de decenas de personas que llenaron el Zócalo capitalino.
Antes de las palabras de López Obrador, intervinieron únicamente la actual secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y la recientemente elegida gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez.
Esta última recordó una frase habitualmente pronunciada por López Obrador, «amor con amor se paga», con la que pidió un aplauso al mandatario por la gran afluencia a este evento de celebración del quinto aniversario de su victoria, que será el último debido a que en 2024 habrá elecciones presidenciales.
En el palco acompañaron al presidente muchos de los gobernadores afines a su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y también su gabinete de Gobierno.
También estuvieron presentes, pero entre el público, los aspirantes a candidato de Morena para las elecciones presidenciales de 2024, que recientemente abandonaron sus respectivos cargos para participar en el proceso interno de la formación, cuyo resultado se conocerá el 6 de septiembre.
De este modo, el mandatario estuvo acompañado por la exjefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el excanciller Marcelo Ebrard; el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López y el exlíder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal.
El presidente entró más de 20 minutos tarde a una abarrotada plaza del Zócalo acompañado de su mujer, Beatriz Gutiérrez Müller, y se subió al escenario para recordar los que consideró «hitos» de su gobierno y a insistir en la necesidad de que continúe su proyecto, la Cuarta Transformación, después de que él abandone el poder.
Como se esperaba, además de los ataques a la oposición tocó temas recurrentes durante estos cinco años de gobierno, como la priorización de los pobres, la «nacionalización» de la energía, la lucha contra la corrupción y la defensa de las raíces culturales del país.
«El pacto funcionó, el pacto entre el pueblo y su Gobierno se ha sellado bajo el principio de atender y respetar a todos, pero dar atención especial y privilegiar siempre la ayuda a los pobres y necesitados», sentenció.
Sobre la «nacionalización» de la energía dijo que «vamos a lograr autosuficiencia energética antes de irnos» y aseguró que el próximo año México tendrá la capacidad para generar el 60% del total del consumo nacional.
El mandatario espetó: «El litio es de la nación», en referencia a la oficialización en febrero pasado de la explotación de este mineral en el país.
Por último, defendió la «grandeza» cultural de México que, dijo, tiene raíces culturales profundas que nutren el humanismo mexicano, algo da una identidad particular a la sociedad del país que gobierna, que consideró «honesta, trabajadora y fraterna».
«Es una gran mentira afirmar que los europeos trajeron la civilización a una región donde existía (la civilización) desde muchos siglos atrás», expresó, para después insistir en que no solo hay que honrar a los pueblos indígenas del pasado, sino también hacerles justicia a los pueblos indígenas del presente.