El Departamento de Justicia de Estados Unidos demandó a Texas por haber instalado sin autorización federal una barrera de boyas en el Río Grande, frontera con México, con el objetivo de frenar el paso de los migrantes.
La Fiscalía estadounidense había dado al gobernador de Texas, Gregg Abbott, un plazo que concluyó para que retirara las boyas por los riesgos ambientales y humanitarios para los migrantes que supone dicha barrera.
La demanda civil presentada exige la retirada de las boyas al considerar que Texas vulnera la Ley de ríos y puertos de 1899 por haberlas instalado sin autorización del Gobierno del demócrata Joe Biden.
«Esta barrera flotante supone una amenaza para la navegación y la seguridad pública, además de suscitar riesgos humanitarios. Además, ha provocado la protesta diplomática de México, poniendo en riesgo la política exterior de Estados Unidos», dijo en un comunicado la fiscal general adjunta Vanita Gupta.
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El Departamento de Justicia del Gobierno de Biden había amenazado la semana pasada con demandar al estado, pero el gobernador texano respondió este mismo lunes que se negaba a retirar las boyas.
En una carta enviada a Biden, Abbott lo acusó de inacción ante la llegada de migrantes a la frontera sur del país y afirmó que «Texas utilizará plenamente su autoridad constitucional para lidiar» con esta crisis.
El gobernador texano ordenó a principios de mes la instalación de la barrera de boyas, además de un alambrado para impedir el cruce de migrantes desde México.
Esta barrera ha provocado el rechazo de grupos proinmigrantes y ambientalistas, como también del Gobierno de México, que envió una nota diplomática a Estados Unidos advirtiendo que la barrera viola el Tratado de Aguas entre ambos países.
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La Administración de Biden reivindica además que los cruces fronterizos han caído a sus niveles más bajos de los últimos dos años desde que en mayo comenzó a aplicarse la nueva política de restricciones en la frontera que sustituyó al llamado Título 42, la norma sanitaria que permitía expulsar a migrantes por la pandemia de COVID-19.
Un alto cargo del Gobierno dijo a la prensa que los republicanos «no tienen soluciones» y que «solo quieren el caos». Abbott, conocido por su discurso antiinmigración, comenzó el año pasado a fletar autobuses para enviar migrantes que cruzaban la frontera con Texas a estados gobernados por demócratas.