La campaña para las elecciones generales españolas del 23 de julio concluye este viernes tras dos semanas marcadas por el calor, el voto por correo y los debates televisivos, unos días intensos que dejan dos bloques políticos muy definidos, la izquierda y la derecha, cuyos candidatos buscan en esta recta final el voto útil que evite tener que llegar a acuerdos para gobernar.
De no conseguir mayoría absoluta el ganador, bien sea el conservador Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, o el Partido Socialista (PSOE), del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, se verían obligados a negociar con sus dos extremos: la coalición de izquierdas Sumar, con la vicepresidenta segunda del actual Ejecutivo, Yolanda Díaz, al frente, y la formación de ultradecha Vox, de Santiago Abascal.
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Estas elecciones llegaron de manera inesperada a los españoles, ya que se esperaban para diciembre, pero Sánchez las adelantó tras los malos resultados que los socialistas obtuvieron en los comicios municipales y regionales del pasado 28 de mayo, lo que obligó a improvisar una rápida campaña en pleno periodo estival.
Los principales candidatos se lanzaron pronto a los platós de televisión, emisoras de radio, pódcast y periódicos, que desplazaron en cierta medida a los tradicionales mítines en los que los políticos recorren el país para rodearse de sus simpatizantes.