Ucrania es uno de los mayores exportadores de grano del mundo, y la prolongación del acuerdo es imprescindible para que pueda seguir exportando este producto.
Rusia y Turquía mantienen al mundo en vilo a pocas horas de expirar el acuerdo del grano. Y es que según informaba el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, ambas partes parecían mostrarse de acuerdo en prolongar el pacto, que permite la exportación de cereales ucranianos desde el mar Negro.
Sin embargo, las últimas declaraciones que llegan desde Rusia hacen entender que el presidente Vladímir Putin exige para ello que se satisfagan determinadas exigencias. Moscú denuncia que parte del acuerdo para desbloquear las exportaciones rusas de cereales y fertilizantes no se está cumpliendo en su totalidad.
Desde Occidente recuerdan que el fracaso de este acuerdo tendría «consecuencias mundiales».
«Es esencial que ampliemos y extendamos la Iniciativa Verde del Mar Negro, que Rusia amenaza con poner fin una vez más el 18 de julio», recordaba el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en la cumbre de la ASEAN, en Indonesia. «Si Moscú cumple su amenaza, los países en desarrollo, incluidos los de la región, pagarán el precio, incluso literalmente con precios más altos de los alimentos, así como con una mayor escasez de los mismos».
Igual de crítica se mostró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que recordaba cómo Rusia «tiene la responsabilidad de prolongar el acuerdo, de lo contrario la consecuencia será la inseguridad alimentaria mundial. La pelota está en el tejado del presidente Putin, y el mundo está mirando».
Desde Rusia, y a través de su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, las respuestas siguen siendo de todo menos claras, y el tiempo apremia. El objetivo del acuerdo, firmado hace un año bajo la mediación de la ONU y de Ankara, no era ni es otro que evitar una crisis alimentaria mundial, pues tanto Ucrania como la propia Rusia son dos de los mayores exportadores de grano del mundo.
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