La Organización Panamericana de la Salud (OPS) pide a los Gobiernos americanos que incrementen los recursos destinados a la salud mental, del actual 3% del presupuesto de sanidad al 5%, para combatir la «crisis» que sufre la región.
«La salud mental se ha visto gravemente afectada por la pandemia de covid-19 y por sus efectos en la economía y la sociedad», dijo el director de la OPS, Jarbas Barbosa, al presentar el informe de la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental.
La crisis sanitaria, prosiguió, provocó interrupciones sin precedentes en los servicios de salud mental para atender enfermedades como la depresión y la ansiedad, algo que debe resolverse.
Según el organismo afiliado a la Organización Mundial de la Salud, el coronavirus ha empeorado «la crisis de salud mental» que lleva tiempo afectando a la región, donde los suicidios se han incrementado un 17% en las últimas décadas, mientras que en el resto del mundo han disminuido.
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Entre las causas, Barbosa señaló una «brecha en el acceso a tratamientos» que ha provocado que el 80% de las personas que padecen trastornos mentales graves no tenga atención médica.
También una «escasez crónica de personal» para una atención oportuna y una «inversión inaceptable», dado que solo el 3% del presupuesto que los países dedican a la sanidad van destinados a la salud mental cuando debería ser al menos del 5%.
No obstante, Barbosa consideró que tras haber finalizado la pandemia de covid-19 se ha abierto «una ventana de oportunidad» para atender estas problemáticas que habían sido soterradas.
También la presidenta de la Comisión sobre Salud Mental, Epsy Campbell, opinó que los Gobiernos resolverán la histórica falta de financiación porque hay «una demanda mucho más colectiva y un mayor reconocimiento social del tema de la salud mental».
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Además de que la ciencia cuenta con más datos que demuestran que la salud mental repercute también en la salud física.
En el informe, la OPS recomienda a los países americanos elevar la salud mental como una prioridad nacional, integrarla en todas las políticas públicas, aumentar el financiamiento, garantizar los derechos humanos de los que padecen problemas de salud mental, y promover la salud mental a lo largo de la vida de los ciudadanos.
También ampliar los servicios de atención, fortalecer la prevención de suicidios, reducir las desigualdades de género, abordar el racismo como un determinante de la salud mental y mejorar los datos e investigaciones sobre este asunto. EFE