El jueves pasado mientras el engrudo, paciente y silencioso formaba sus esferas en la opereta del teatro nacional, presentada supuestamente para hallar (cómo si hiciera falta), un coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación, nombre mañoso para designar al candidato al Poder Ejecutivo, el presidente comenzó a dar signos de celotipia aguda.
“…La celotipia es un trastorno delirante irreversible y multifactorial que hace pensar al paciente que su pareja es infiel y afecta más a hombres que a mujeres después de los 30 años, dice el doctor Alfredo Whaley, coordinador de la Clínica de Género y Sexualidad del Instituto Nacional de Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente Muñiz”.
“A diferencia de los celos, -un sentimiento común y frecuente que tiene el ser humano a perder un ser querido o por motivos profesionales-, la celotipia o celos patológicas, tiene un impacto social y laboral, ya que se dejan de realizar las actividades cotidianas por vigilar a la pareja o ante el temor mórbido de un engaño.
“El doctor Whaley Sánchez explicó que la celotipia forma parte del grupo que se conocía como el de las paranoias y ahora se denomina trastornos delirantes”.
Así pues, el señor presidente parece estar afectado de ese trastorno delirante, porque no quiere ver a su pareja (el pueblo), en brazos de otro o de otra, Válgame Dios.
Y por eso –como suele hacer con casi todo en su vida–, ha disfrazado sus agrios sentimientos de desplazamiento de la atención popular, con un llamado a la equidad
y la neutralidad. Otra mentira.
Su cita más cercana con el pueblo ha sido convocada por el señor presidente para conmemorar en julio un aniversario más de su triunfo electoral. Y una vez más utilizará el Zócalo como su patio de asambleas y se conmoverá hasta la médula con las espontáneas manifestaciones de amor, cariño, pasión y delirio de tantos y tantos mexicanos quienes se rehúsan a cantar “Las golondrinas”, pero siempre están dispuestos a entonar en coro “El rey”.
Y bajo la premisa cierta de a mi nadie me hace sombra, ha dado estas instrucciones:
“…aprovecho para hacer un llamado a todos nuestros simpatizantes, a quienes apoyan la transformación, que van a asistir el sábado 1º al Zócalo, 1º de julio para celebrar, para festejar el quinto aniversario del triunfo de nuestro movimiento para emprender la transformación de México.
Que eviten llevar porras a favor de los que están participando para ser coordinadores de la transformación, que ni vayan a aplaudir ahí a sus favoritos ni a faltarles el respeto a nadie, esto es conmemorar el triunfo de la transformación de México, que es la historia de este país. Están invitados todos, nada más que cero politiquerías,
–¿Los aspirantes podrán asistir?
–Todos, como ciudadanos, nada más no van a estar, desde luego, en el, ¿cómo se llama?, templete, ahí nada más el gabinete. Pero si quieren ir como ciudadanos, adelante.
“Nada más, sobre todo me dirijo a los simpatizantes, militantes, de la transformación, que son muy responsables, y también a los que están participando: no vayan a salir con aplausos, ‘este sí’, ‘este no’.
–Botargas y todo eso.
–Vale más, vale más que se entienda.
“O sea, nosotros luchamos por ideales, luchamos por principios, no luchamos por cargos. Entonces, lo que vamos a conmemorar es que se está llevando a cabo una transformación profunda, estamos arrancando de raíz la corrupción en el país, en México.
“Es una transformación como lo fue la Independencia, como lo fue la Reforma, como lo fue la Revolución, con el distintivo de que lo estamos haciendo desde abajo, con todos, y de manera pacífica, pero con mucha profundidad, es un momento histórico, entonces eso es lo más importante.
¿Por qué tenemos que celebrar?
“Porque se triunfó con el apoyo del pueblo y no se le ha quedado mal al pueblo, no le hemos fallado al pueblo…”
Pronunciado el autoindulgente diagnóstico del cumplimiento de amor con el pueblo, el señor presidente nos recuerda sus palabras anteriores: vale más que se entienda.
Se tapan todos porque en el Sistema Solar sólo hay un astro luminoso. Yo.
Rafael Cardona