El exdiplomático y abogado guatemalteco Edmond Mulet votó con la esperanza de avanzar a una segunda vuelta de los comicios presidenciales que se celebran en Guatemala, mientras criticó parte del proceso electoral en el país centroamericano. «Hay reportes preocupantes de que el partido oficial está utilizando la coacción del dinero y el poder» para conseguir votos, según dijo Mulet a periodistas en el centro de votación donde emitió su sufragio.
«Ojalá que todo pase bien. En este momento no podemos especular. Esperemos que todo pase en la normalidad y que no haya ‘mano peluda», añadió el exdiplomático de 72 años, quien participa con el partido de derecha Cabal. Según las encuestas divulgadas esta semana, Mulet ocupa el segundo puesto en la intención de voto de los guatemaltecos y por ello espera avanzar a una segunda vuelta electoral, que se celebraría el 20 de agosto. «Estas elecciones son unas oportunidades clave para poner un alto a la corrupción», añadió Mulet.
La candidata socialdemócrata Sandra Torres denunció también, poco después de que se abrieran los centros de votación, que el oficialismo estaba «comprando votos». «El partido oficial no puede hacer regalos ni comprando votos, porque tenemos denuncias de que están comprando votos» con el reparto de alimentos, dijo la ex primera dama, quien encabeza los sondeos.
En los comicios de 2019, ambos perdieron contra el médico y cirujano retirado Alejandro Giammattei, quien finalmente ganó la elección. Giammattei no puede obtener la reelección de acuerdo a la Constitución guatemalteca, por lo que su partido, Vamos, designó como su candidato al abogado y político Manuel Conde Orellana. Tras una campaña marcada por la exclusión de candidatos y la persecución a la prensa, Torres y Mulet encabezan la intención de voto, seguidos por la derechista Zury Ríos. Conde era situado en cuarto lugar por los sondeos.
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Durante la campaña electoral, Mulet aseguró en una entrevista con Efe que Guatemala está en camino de «convertirse en una Nicaragua» y que las elecciones son última oportunidad para «rescatar el sistema democrático» del país centroamericano.