Leo Zuckermann, en sus minutos de opinar, explicó que era previsible que, en cuanto Claudia Sheinbaum se convirtiera en aspirante real para ser la primera presidenta de México, comenzarían los ataques falsos en su contra. Así de ruda es la política, gracias a las redes sociales.
En este caso, la están acusando de extranjera y judía, tratando de explotar dos prejuicios que todavía existen en el país: la xenofobia y el antisemitismo. Sheinbaum, desde luego, no es ni búlgara ni rusa. Es mexicana. El problema es que, aunque publique su acta de nacimiento, dirán que es falsa.