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Cinco años: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

 

 

 

Andrés Manuel López Obrador tuvo TODO para ser el mejor presidente de la historia, el tiempo se le va y no puede, no quiere o no sabe. En los meses que le restan difícilmente su gobierno solucionará problemas graves que va a heredar a quien lo suceda como la inseguridad, el desastre en el sistema de salud, el aumento de la deuda, la desarticulación del sistema educativo, las consecuencias de tres obras mal planeadas, mal ejecutadas y con un enorme pasivo; entre otros.

Como pocos en el último siglo, López Obrador ganó la elección de manera inobjetable, recibió un bono democrático que le daba para lo que hubiera querido, por ejemplo encauzar al país en una serie de reformas modernizadoras, por el contrario, prefirió dinamitar las que algo habían aportado como la energética y la educativa.

La pandemia le dio una oportunidad para consolidarse, en lugar de trazar un ambicioso programa de atención a la salud, emprender un proyecto de educación a distancia, convocar a la república al trabajo conjunto; prefirió arriesgar a la población con consejos como aquello de abrácense y salgan. Puso al frente a Hugo López Gatell quien se convirtió en una pesadilla con consecuencias letales para miles de mexicanos.

México necesitaba un líder, un verdadero estadista. López Obrador estuvo lejos de serlo. No tuvo una sola reunión con los gobernadores, alcaldes y su gabinete. Le correspondía, de acuerdo a la Constitución, convocar y dirigir al Consejo Nacional de Salud, no lo hizo.

Las consecuencias son apabullantes, más de un millón de pequeñas y medianas empresas desaparecieron, miles perdieron el empleo, otros tantos van por la vida con secuelas del Covid19.

Como en todo, hay cosas rescatables, los programas sociales, a pesar de que la mayoría carece de reglas de operación, el equilibrio en las finanzas públicas y no manosear al Banco de México.

Pero como he señalado en otras ocasiones, los medios y periodistas no estamos para elogiar al gobierno.

Andrés Manuel López Obrador se irá sin cumplir con sus promesas principales, en lugar de atender primero los pobres dejará más de cuatro millones de mexicanos en la pobreza, crecimiento en la economía informal, una deficiente infraestructura, atraso en los programas hacia las energías limpias y un desánimo de los inversionistas nacionales y extranjeros, la cancelación del aeropuerto de Texcoco inhibió capitales y se va perdiendo la oportunidad de aprovechar el llamado nearshoring.

Su promesa de combatir la corrupción fue una de las razones por las que muchos lo votaron, se irá con una carga tanto o más grande que la de su antecesor, los señalamientos contra sus hermanos e hijos, la entrega de contratos por asignación directa, las acusaciones contra funcionarios de todos los niveles, pero debe destacarse el caso Segalmex, más de 15 mil millones de pesos y el impacto en contra de los más pobres que no recibieron los alimentos.

La inseguridad creció por encima de los gobiernos anteriores, 81 por ciento del territorio nacional con marcas de los criminales, seguramente serán más de 200 mil asesinatos, el número de desaparecidos rayará por los cien mil, el fortalecimiento de los cárteles y sus posibles vínculos con personajes de la política.

Así las cosas, un presidente que pudo cambiar el destino de México será recordado por dilapidar un gran capital político, dejar graves problemas sociales, políticos y económicos y una sociedad dividida.

Andrés Manuel López Obrador será el de los otros datos o el que hizo de la Constitución un artículo ornamental con aquello de NO ME VENGAN CON QUE LA LEY ES LA LEY.

 

 

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José Cárdenas