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Científicos descubren una sustancia química que frena el canibalismo de las langostas

Publicado por
Guadalupe Bustamante

Un grupo de científicos ha descubierto que las langostas emiten una feromona para evitar ser canibalizadas por otros ejemplares del enjambre, lo que podría ayudar a frenar estas voraces plagas que acaban con los cultivos, según se propone en un estudio publicado por la revista Science. 

Bill Hansson, responsable del estudio y director del Departamento de Neuroetología Evolutiva del Instituto Max Planck de Alemania, señaló que su trabajo se basa en investigaciones previas que habían descubierto que los enjambres de langostas no se forman por cooperación o trabajo conjunto, sino que por la amenaza de ser canibalizados. 

La mayor parte del tiempo, las langostas migratorias (Locusta migratoria) viven en una fase «solitaria», cuando comen relativamente poco. Pero cuando su densidad poblacional aumenta drásticamente y sufren por la falta de alimentos, cambian su comportamiento, se agrupan en enjambres y se vuelven más agresivas, una fase conocida como «gregaria». 

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Se cree que el miedo al canibalismo ayuda a que el enjambre siga moviéndose en la misma dirección, de una zona de menor a mayor concentración de alimentos. Hansson explicó que «las langostas se comen unas a otras por detrás. Así que si dejas de moverte, otra puede llegar y comerte, y eso nos hizo pensar que casi todos los animales que están amenazados tienen algún tipo de contramedida». 

Desde tiempos bíblicos se mencionan las plagas de langostas que se devoran todos los cultivos. En primer lugar, los científicos demostraron que las tasas de canibalismo aumentaron a medida que el número de langostas «gregarias» mantenidas en una jaula era mayor. Luego, compararon los olores emitidos por langostas «solitarias» y «gregarias», encontrando 17 olores producidos exclusivamente durante la fase gregaria. 

Los investigadores se dieron cuenta de que uno de ellos, el maloliente fenilacetonitrilo, le daba una especie de protección a las langostas. El fenilacetonitrilo produce cianuro de hidrógeno, una fuerte toxina detectada en langostas «gregarias» que podría indicarles a los otros ejemplares que no se acerquen. 

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Para confirmarlo, el equipo modificó genéticamente a los insectos con la técnica CRISPR, de modo que ya no pudieran producir esta feromona. De este modo, se demostró que las langostas sin fenilacetonitrilo eran más vulnerables a ser caníbales o a ser canibalizadas. 

Los investigadores ahora están pensando en cómo podrían controlar las enormes plagas de langostas, que asechan los cultivos en muchos países del mundo y generan graves problemas a los agricultores. 

Los futuros métodos de control de langostas podrían utilizar esta tecnología para poder encontrar un equilibrio: «Si pudiéramos disminuir el tamaño de los enjambres, dirigirlos a zonas donde no crecen nuestros cultivos, entonces se podría ganar mucho», concluyó Hansson. 

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