Como ya viene siendo costumbre en los últimos meses (quizá los últimos 40) el presidente comenzó la semana de mal humor. Enojado e indignado.
Sin embargo, su mohín no hizo sino confirmar algunas cosas cuyo discurso había negado, porque si bien –a pesar de evidencia en contra– insistió en su increíble tesis de la inocencia mexicana en la fabricación de fentanilo, expresó su indignada protesta porque los espías estadunidenses infiltraron a los carteles… fabricantes y exportadores de esa peligrosa sustancia.
Como se sabe los estadounidenses han publicado (WP) versiones ahora confirmadas por el gobierno mexicano, sobre la infiltración de los agentes de la DEA en las cocinas de la organización Guzmán. Jr; es decir, de “Los chapitos”, principales maquiladores de pastillas fentanílicas.
No le atribuye investigaciones al amparo de los convenios bilaterales; los acusa de actos de espionaje. Y sin embargo todo quedó en la mañanera. No hay queja desde la SRE. Estalla contra la DEA, pero se rehúsa a inconformarse por las vías habituales entre los Estados.
Esta ha sido su planteamiento en la conferencia de ayer:
–“No, no (presentará una protesta formal), nada más seguirles insistiendo, persuadiéndolos, de que no van a lograr nada así. Porque son campañas del Pentágono, fíjense. ¡Qué tienen que meterse! (Pues se meten, ¿Y?)
–Pero si la DEA entró sin autorización, ¿se va a plantear esto ante este Entendimiento Bicentenario, presidente?
–Sí, sí. No es de que van a entrar como lo hacían antes, no; va a haber cooperación, pero tenemos que ponernos de acuerdo.
–¿Y esta acción cómo la califica entonces presidente?, si la DEA entró…
–Una intromisión abusiva, prepotente que no debe de aceptarse bajo ningún motivo. ¡Cómo van a estar espiando! ¿Qué, no hasta bajaron un globo de China ya en Estados Unidos? Nosotros no hacemos eso, porque…
“…Pero no se pueden estar utilizando actos de espionaje, además, para saber qué están haciendo nuestras instituciones de seguridad. Y, además, con la arrogancia, ¿no?, de filtrar la información al Washington Post.
–¿Va a haber algún reclamo a la DEA por este operativo que no tuvo autorización?
–No, sencillamente en su momento se va a hablar de cuáles van a ser (¿otra vez?) las condiciones para el trabajo de colaboración que se va a llevar a cabo.
–“Pero ya no es el mismo tiempo de antes. Ya lo he dicho aquí, en el gobierno de Felipe Calderón se metieron hasta la cocina en el país, se les permitió. Y sí tenían una relación demasiado intensa con la Secretaría de Marina y pues llegó el momento en que no era cooperación, sino que era subordinación de la Secretaría de Marina a las agencias de Estados Unidos. Entonces eso no.
–¿Qué respuesta le da a la DEA después de que hizo toda esta publicación y estos anuncios?
–No, pues lo que ya estamos hablando ahora, saben ellos muy bien a qué me refiero. Y no es un asunto de la DEA, esto lo tiene que ver el Departamento de Estado y lo mismo la Procuraduría de Justicia en Estados Unidos, porque tienen que poner orden, está muy suelto todo, lo digo de manera respetuosa, pues”.
Pues así haya sido de manera respetuosa, pero el presidente también cargó en su coraje contra la Armada de México. Eso de decirles a los descendientes de la defensa de Veracruz (1914), subordinados de las agencias de EU, ya provoca un cierto calor o cómo él ha dicho en otros casos, eso ya calienta.
Pero además de eso, el presidente ha incluido ya el concepto de espionaje en contra de México. Nunca lo había hecho de manera tan directa y formal. Tanto como para no atreverse (o no considerar conveniente), a presentar una protesta diplomática como sería la consecuencia natural ante tales actos inamistosos.
Mal y de malas, pues.
Rafael Cardona