Con sospechosa insistencia escuchamos la clarinada presidencial: no somos una colonia, somos una nación soberana, no permitimos intromisiones, no cedemos un ápice de la dignidad nacional; ya no es como antes, ya pasaron los años de Calderón y García Luna, no somos lacayos de nadie, y si osare un extraño enemigo profanar con sus plantas, etc, etc.
Pura palabrería bravucona.
La semana pasada, con todo y empaque de sus entorchados, uniformes navales y militares, los secretario de la Marina y la Defensa (Ojeda y Sandoval); el fiscal de la nación, Gertz; el poco decorativo embajador Moctezuma y acompañantes, se zamparon una junta en Washington con Rosa Icela y el canciller Ebrard, en la cual les leyeron la hoja de ruta de sus respectivas responsabilidades en el entendimiento binacional.
Y nadie se levantó de la mesa o protestó, a pesar de lo disparejo del terreno —hispanoparlantes en territorio ajeno–, con la responsabilidad y la representación de las instituciones nacionales de seguridad soberana (es un decir) y los americanos les endilgaron a una señorita de tercer nivel –Liz Sherwood– (apenas) asesora de Seguridad del presidente Biden, quien leyó la orden del día y distribuyó las tareas.
Los funcionarios equivalentes a esta primera reunión del gabinete de seguridad en Washington; no en la mañanera) no acudieron, excepto en el caso de Gertz quien sí vió frente a su silla al procurador Merrick Garland.
México sacó el amarillento expediente de las armas y tras una palmadita en la espalda de Marcelo Ebrard le dijeron sí cómo no, tal y lo han dicho repetidamente durante los últimos cien años, desde la fraudulenta venta aquella de fusiles y cartuchos a Pancho Villa, cuya mala calidad produjo el ataque a Columbus.
Pero esa es una historia aparte.
Lo actual es más simple: Estados Unidos ha tomado el control de la lucha contra los laboratorios donde los “Chapitos” y otros –al margen del rollo mañanero–, producen el fentanilo. Y al grito de, muerta la droga se acabó la otra muerte (de los drogadictos), ellos llevan la voz cantante. Y México acata. No atacó; acató. . Tan, tan…
COAHUILA HOY
Con tanto interés como un partido de fútbol en La Laguna, hoy se llevará a cabo en Torreón, el primer debate entre los cuatro candidatos a la gubernatura, organizado por el Instituto Electoral de Coahuila.
Los temas acordados a debatir son: seguridad, educación, rendición de cuentas y transparencia, agua, niñez y juventud, aunque el verdadero tema sea el contraste de unos con otros.
Manolo Jiménez, el priista ex alcalde de Saltillo llega al encuentro en el primer lugar en las encuestas. El segundo lo tiene Armando Guadiana; más abajo, Ricardo Mejia y al final, Lenin Perez.
Manolo Jiménez, cifra en diez capítulos su oferta política.
Estos son algunos de los puntos principales.
1-Coahuila blindado, para mantener al estado como uno de los más seguros de México.
2- Coahuila Global, para aprovechar al máximo el “nearshoring”, para atraer más inversiones y generar más y mejores empleos.
3- Salud popular, para mejorar los servicios básicos de salud, con médicos y medicamentos gratuitos.
4- Gobierno ciudadano, formando consejos de participación con rendición de cuentas.
5- Operación gubernamental con participación femenina y apoyos sociales para fortalecer la independencia económica femenina. En Coahuila. –ha dicho además–, toda mujer víctima de violencia, recibirá apoyo y justicia.
MAGIA
Desde ahora la agencia de publicidad H&H (Higinio y Horacio) busca cómo subirle al menos cinco puntos a Delfina cuando Alejandra del Moral –más joven, inteligente y despierta — la arrolle en un debate al cual la texcocana (así se llamaba una vieja tortería), acude de mal modo, sin armas y sin recursos más allá de repetir los dichos ya gastados de YSQ, y el fardo de sus diezmos municipales ya sancionados por un tribunal.
Rafael Cardona