Como suele ocurrir con los procedimientos políticos del señor presidente, dotado de una astucia singular –maravillosa para unos; malévola para otros— la Cuarta Transformación ha incluido, por primera vez en los tiempos recientes al Ejército Nacional en el incierto campo electoral.
Alejado de la escaramuza política por tradición, prudencia y naturaleza, el Ejército se convierte hoy en tema de disputa mientras prolongado en uno más de los contendientes electorales, el Ejecutivo se proclama su gestor, representante y quizá custodio.
–¿Cómo ha sido eso?
Sin reponerse personalmente del duro revés de la justicia en contra de sus maniobras militaristas (quizá su personal método de buscar protección para el futuro), el presidente formuló una contraofensiva política de mediano plazo, sujeta a la futura conformación del Congreso: insistir en una reforma constitucional para crear de hecho otra rama del Ejército mediante la plena asimilación de la Guardia Nacional, cuyo carácter civil se ha quedado sólo en lo administrativo, porque en lo demás –inspiración, métodos, disciplina, orden, uniforme camuflado; métodos y mandos directos–, sigue siendo un pequeño (¿?) ejército alterno o paralelo de 130 mil elementos.
Pero para eso ha asumido la promoción electoral de su gobierno y su futuro. Una realimentación. Una turbina.
Furioso por la decisión de la Corte, y auxiliado por sus alfiles ansiosos de reconocimiento en pos de la candidatura, el presidente ideó una nueva fórmula para su anhelo: manipular al Congreso entrante durante el último informe de gobierno saliente.
Pero la maniobra no va a esperar hasta esa fecha. Para llegar con éxito a la conformación de un Congreso dócil ante la iniciativa, se deben cumplir dos estrategias.
La primera, hacer propaganda electoral (indebida e ilegalmente) desde las “mañaneras” y la segunda, calentar a la opinión pública en favor del Ejército (convertido en oferta de campaña) mediante reiteración de encuestas, con un resultado anticipadamente favorable.
Quien sea elegido –y para cuando eso ocurra–, presidente electo (septiembre del 2024), vislumbrará su presidencia dándole cumplimiento a una orden difusa (porque no se conoce aún el resultado electoral de diputados y senadores), dictada el 18 de abril del 2003.
No iniciará su gestión como un presidente plenipotenciario sino como un dócil ejecutor de instrucciones giradas cuando ni siquiera comenzaba el proceso electoral. Como un empleado, pues.
A eso se le llama potencia transexenal: otros le dicen “maximato”. Pero este presidente tiene una herramienta desconocida para Calles: la revocación del mandato.
El hombre providencial autoimpuesto en la cima invisible de las también invisibles riendas del poder; el hombre por encima de la institución y por consecuencia, sobre los demás hombres, quienes vienen a ser –lo estamos viendo–, sus criaturas y sus copias.
Pero ese modelo, también se acabó. En la historia, no en la ambición ni en algunos procedimientos.
La respuesta del presidente ante un revés judicial ha sido colérica y de largo alcance. Muestra, una vez más, su habilidad para convertir la retórica en metodología de la revancha.
Leamos (resumen):
“…doy a conocer al pueblo de México mi postura sobre la resolución de la Suprema Corte de no permitir que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa Nacional.
«Uno. – Ocho ministros de la Suprema Corte, con excepción de tres, actuaron de manera facciosa el día de ayer, y no con criterio jurídico, sino político, defendiendo las antiguas prácticas del régimen autoritario y corrupto…” Pura palabrería.
“Dos. – Los ministros de la Corte evidentemente están al servicio de las cúpulas del poder y no de la mayoría del pueblo de México. Una encuesta del Inegi (sobre el Ejército), es muy clara en ese sentido. Su conservadurismo es supino, notorio, de dominio público, cada vez se desnudan más, se despojan de sus disfraces.
“Tres. – Para no afectar la buena marcha y la consolidación de la Guardia Nacional, he instruido a la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez… para que mantenga al general retirado David Córdova Campos, como comandante de la Guardia Nacional…informar a los 130 mil elementos que la integran, que mantendrán sus salarios, prestaciones y ascensos, al igual que los integrantes de las Fuerzas Armadas…
«Cuatro. – Asimismo, la Guardia Nacional continuará recibiendo, –porque esto no lo impidieron en la Corte ayer– la orientación, la formación profesional y el respaldo por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional…
«Cinco.- El 1º de septiembre del año próximo, 1º de septiembre del año próximo, ese día voy a informar al pueblo de México, va a ser mi último informe antes de terminar mi mandato; para entonces ya van a estar en funciones los nuevos legisladores… que espero con toda mi alma que (la legislatura) se integre por voluntad del pueblo, de manera democrática, con una mayoría calificada de diputados y senadores vinculados a nuestra Cuarta Transformación (pura propaganda)… , y presentaré una nueva iniciativa de reforma constitucional para insistir en que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa, esperando se apruebe dicha reforma antes del último día de mi gestión…”
Como se aprecia este paquete implica una instrucción subyacente para los aspirantes presidenciales de Morena: asumir este compromiso hereditario.
Y, obviamente, una orden directa a Mario Delgado, (confirmado) presidente del movimiento: ganar el Congreso con la amplitud necesaria para lograr la mayoría calificada en ambas cámaras y transitar sin problema en algo más allá de este gobierno: la eternidad de su Transformación de la vida nacional.
Si líneas arriba dije de los aspirantes, son sus criaturas y sus copias, bastan nada más estos mensajes espontáneos de los aspirantes a la gracia superior:
Adán Augusto López, secretario de Gobernación: “Ayer 8 ministros de la Corte se convirtieron en Constitucionalistas de ocasión, votando por intereses políticos, más no por interés jurídico, en contra de la Seguridad del Pueblo de México. La Guardia continuará recibiendo la orientación y la formación profesional de la Sedena.” Una calca.
Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX: La oposición que fue la que sacó ilegalmente al ejército a las calles y puso de secretario de seguridad a un narcotraficante juzgado en Estados Unidos celebra la resolución de ministros de la @SCJN en torno a la @GN_MEXICO. La hipocresía y doble moral es su bandera. Ni a la mayoría de los ministros ni a quien los celebra les interesa la pacificación y la seguridad”. Otra calca.
Y una más de la señora CSP:
“La decisión de reformar la constitución para que la @GN_MEXICO_dependiera de la @SEDENAmx con una comandancia propia, que no del ejército, fue apoyada por el Constituyente conformado por la mayoría calificada de las cámaras de diputados y senadores y los congresos locales que conocen la Constitución y la realidad de sus entidades”.
Aquí hay un delicado raspón a la Corte: “la mayoría calificada de las cámaras de diputados y senadores y los congresos locales que conocen la Constitución y la realidad de sus entidades”, como si el tribunal constitucional fuera ajeno a esos conocimientos.
Pero la intención es evidente: lagotear; repetir las frases a ideas del supremo para ver si su voluntad favorece las ambiciones.
Sin embargo, el clima se sigue enrareciendo. Ayer el presidente fue particularmente violento contra algunos de los ministros y una ministra propuesta por él para la magistratura.
“…los ministros, la señora Margarita Ríos-Farjat, el ministro Alcántara, y entonces ya por eso…
“Primero, uno debe de actuar de buena fe.
“Segundo, hay que respetar las opiniones y las libertades.
“Y tercero, pues también tener paciencia, prudencia, pero no alarmarse.
“Imagínense cuántas traiciones en los procesos de transformación, en todos; las traiciones a los insurgentes, a los padres de nuestra patria: las traiciones a Juárez; la gran traición que significó el asesinato de Madero, traición vil; la traición a Zapata, que Guajardo lo invita a comer a la hacienda y va Zapata nada más con su escolta y entrando le disparan a mansalva; la traición a Villa; bueno, a Guerrero, lo de Guerrero. Sí, muchas traiciones…”
Y quien habla de traiciones, habla de traidores.
Rafael Cardona