Ganar la elección de 2024 se ha convertido en una obsesión del presidente, en lo que lleva de su gobierno, pero sobretodo después de los regulares resultados que su partido obtuvo en la elección de 2021, ha puesto en marcha una serie de acciones tendientes al control del padrón electoral, la disposición de recursos, la entrega de apoyos y la construcción de un ejército electoral.
La histortia ya la conocemos, si los resultados no son los que quiere los va a desconocer, ya sembró dudas contra el INE, el Tribunal Electoral y hasta contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Si los resultados no le gustan, Andrés Manuel López Obrador va a victimizar a sus candidatos, en particular los de la presidencia y la jefatura de gobierno. Él cree que sigue contando con una base de 30 millones, aunque apenas la mitad repitió en la elección intermedia.
En su ánimo ya está la figura que quiere para candidato presidencial de Morena, la mayoría supone que es Claudia Sheinbaum, yo creo que es Adán Augusto López Hernández, pero el hombre es pragmático y se va a inclinar por quien le garantice, primero inmunidad para él y su familia, tiene demasiados frentes abiertos y segundo la continuidad de su proyecto.
Es verdad que la jefa de Gobierno goza de simpatía de AMLO, pero no todo es el arrastre interno en Morena, es más eso es irrelevante, de lo que sí sabe López Obrador es de elecciones y seguramente va a calcular los negativos que acompañan a Claudia, en concreto las tragedias en el colegio Enrique Rébsamen y en el metro.
Adán Augusto, quien no es su pariente, es a quien mejor conoce, prácticamente crecieron juntos, en la Secretaría de Gobernación ha desarrollado un trabajo al gusto del presidente, incluso en los temas más complicados.
López Obrador ha dado claras muestras de que no es agradecido, por lo tanto es muy remota la posibilidad de que se decante por Marcelo Ebrard, por aquello del 2012 y Ricardo Monreal, sin que se le deba descartar, tendrían que alinearse muchos factores para que la decisión lo favorezca.
Pero lo dicho, a López Obrador lo que menos le quita el sueño es el candidato, ya tiene controlado el proceso de elección, ya dijo que será por encuesta y será él quien la conduzca, con todo lo que eso significa.
Y no le preocupa quien sea el candidato porque desde hace un par de años viene construyendo una estructura paralela en varias dependencias y delegaciones del gobierno federal, una se dedica a la operación y la otra a la construcción del ejército de promoción, levantamiento y seguimiento del padrón.
Y luego vienen las fuerzas armadas, sí, desde la pandemia sus elementos han venido contruyendo un listado de los servicios que reciben ciudadanos bajo control y vigilancia de los militares.
Los subsidios a los adultos mayores y a los jóvenes se han mantenido con un celoso seguimiento. Más recursos vendrán de los fondos cuyos presupuestos pasaron o van a pasar al control de funcionarios de toda la confianza del mandatario.
Dependencias que se vinculan con millones de votantes como educación y binestar tienen a la cabeza operadoras que lo acompañan desde hace muchos años.
López Obrador siente que tiene todo bajo control, por eso el candidato de Morena a la presidencia no le quita el sueño, quizás lo inquieta más lo que pudiese suceder en la Ciudad de México, pero confía en sus bastiones de Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta. Esa es otra historia, si la dirigencia panista elige bien, la oposición puede ganar y hasta apuntalar a su candidato presidencial, pero eso lo trataremos en otro momento.