Pedro Infante Cruz nació un 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, murió un 15 de abril 1957 en Mérida, Yucatán y, desde ese instante, se volvió un ser inmortal para millones de mexicanos a lo largo de varias generaciones. Han pasado ya 66 años desde aquella mañana en que corrió con fuerza el peor rumor de la vida artística de este país: «Pedro Infante ha muerto».
La vorágine de información e histeria colectiva entre sus fanáticos, provocó lo que hoy conocemos como la leyenda de Pedro Infante, con una serie de caminos que llevan desde la investigación a su vida hasta la conspiración que anhela que éste haya seguido vivo, pero alejado de los reflectores.
A 66 años de su estrepitosa partida y como el máximo ídolo del cine mexicano, Pedro Infante vive aún en cada una de sus películas, canciones y recuerdos. Vive décadas después en la sala de la casa de tu abuela mirando sus filmes a lado de tus tías o mamá, o en esa infancia donde le viste semana a semana en blanco y negro, más otras pocas veces a color. Pedro Infante está ahí, en sus risas, carcajadas de felicidad sólo superadas por su canto en perfecta entonación.
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