Alfonso Zárate, en sus usos del poder, consideró que el recién secuestro de cuatro turistas estadounidenses y el asesinato de dos de ellos en Matamoros, Tamaulipas, evidencia la tensa relación que viven los gobiernos de México y Estados Unidos. Mientras en territorio nacional las autoridades minimizan el hecho y pregonan que “se actuó bien”, del otro lado de la frontera, los miembros más radicales exigen un divorcio y actuar con mano dura. En tanto, la crisis por el tráfico y consumo de fentanilo, un opioide producido sobre todo en México por los cárteles de la droga y que causa estragos en Estados Unidos, ha elevado la tensión diplomática entre ambos países de Norteamérica.