Si la previsible crisis económica generada hace tres años por la pandemia fue una sortija en el dedo de los programas socio-electorales de la Cuarta Transformación y una oportunidad de ostentar la eficacia de las pensiones y apoyos de todo tipo, esa estrategia de desperdigar dinero para garantizar fidelidad clientelar permanente, la culpabilidad de Genaro García Luna –ahora–, convierte al señor presidente en algo así como el señor de los anillos; uno en cada dedo de las manos, porque el aprovechamiento creciente de la sentencia del narcotraficante enquistado en el poder panista con dos presidentes, le genera de inmediato mayor efectividad al discurso de la honestidad; la diferencia, la pureza transformadora, la negritud del pasado, la perversidad de los antecesores; la espuria condición del usurpador, la malevolencia de los socios estadunidenses, el armamentismo, la colusión con el poder económico y todo cuanto se le quiera agregar a esta cantaleta cuya persuasión adquiere inusitada potencia porque se convierte en un argumento imbatible, una evidencia palmaria, una prueba irrefutable de cómo en el pasado se nos empujaba al narcoestado corrupto y quien defienda –así sea parcialmente– aquel conjunto de cosas, incurre automáticamente en la defensa del todo podrido, por eso quienes marchen el domingo próximo en contra del gobierno (no en defensa del INE, ese es un pretexto), serán paniaguados, compañeros de viaje, tontos útiles, en favor de aquellos cuya intención es respaldar a quienes quieren llevarnos de regreso a la corrupción, los privilegios, las alianzas inconfesables, porque el único paso lógico cuando un subordinado cae, es mirar para arriba y preguntarse si el jefe sabía o toleraba o era tan lerdo para no darse cuenta de nada, lo cual lo colocaría en el trono de los imbéciles, y así, entre la estupidez o la complicidad, Felipe Calderón bien haría en esconderse debajo de una piedra española, y dejar de aparecerse en público, con artículos insustanciales en el diario o ñoñas arengas políticas del todo contraproducentes porque abona al discurso victorioso del presidente López Obrador, y si ya estamos en eso de dar consejo, bien le vale, Don Felipe, hacer mutis con la velocidad de esos autos de F1 cuyo zumbido revela su rapidez y de una vez por todas guardar silencio y cerrar la boca para no seguir comiendo moscas, y ya de paso saque a su familia de este país, no les vaya a pasar como a los parientes más cercanos del señor Lozoya, tenga usted cuidado, mire la vida desde su destierro, porque esto no se va a acabar en el 2024, va a seguir por lo menos hasta el 2030 o 2036 y disponga prudencia porque patas de cabra anda suelto y usted ya no tiene ni un milímetro para defenderse, porque la condena de García Luna es el espejo de su propio futuro y si se lo han de llevar los pingos, no les facilite la maniobra, pero en fin, uno no esta para andarle diciendo a nadie cómo debe comportarse, pero después no ser vale decir, nadie me lo advirtió y recuerde, la suerte ya está echada y los hados no le han sido favorables.
COAHUILA
En Coahuila ha sucedido algo muy particular con los candidatos de la izquierda, quienes desde hace meses han llevado campañas muy agresivas entre ellos mismos con agravios irreparables en donde se dijeron empresarios corruptos, vende candidaturas, ineptos, y muchas cosas más, la idea de arreglarse y sumarse está muy lejana, y de llegar a pasar, el daño ha sido tanto, como para dividir a sus posibles votantes en favor de los candidatos de otros partidos, incluido el PRI.
En el escenario de una posible reunificación, estarían dando un mensaje muy negativo para el 2024; chantajear, ofender, grillar y ofenderse otra vez entre ellos mismos para al final poder obtener cada uno lo suyo.
Política sucia. Politiquería doméstica. –0–