Raymundo Ramos, presidente del comité de derechos humanos de Nuevo Laredo, explicó que lo ocurrido en Tamaulipas, el pasado 26 de febrero, se trata de una masacre y no es la primera que ocurre sino, cuando menos es la tercera. Aseguró que el ejército tuvo tiempo de intervenir la escena del crimen y que saben que cometieron un ilícito. Las muertes de los jóvenes ocurrieron entre cuatro y cinco de la mañana y hasta una hora después los militares que habían sido agredidos y la Fiscalía llega hasta las siete de la mañana. Desaparecieron más de cuarenta casquillos, desmantelaron la camioneta y despojaron a los jóvenes de sus pertenencias. Ellos saben que han cometido un ilícito y los soldados tuvieron que declarar y como siempre, alteraron la verdad. Es injustificable todo acto de violencia, pero esto ya es un hartazgo de impunidad de al menos dos décadas de violencia”, concluyó.