Carlos Marín, en sus demonios andan sueltos, opinó que, como se esperaba, el juicio que la justicia de Estados Unidos le sigue en Brooklyn al exsecretario de Seguridad Pública del gobierno de Felipe Calderón, se ha convertido en un concurso de mentiras, por declaraciones de “testigos de oídas” que con tal de lograr que les reduzcan sus años de cárcel o puedan recobrar su libertad, no dudan en acusar por acusar a exfuncionarios públicos, federales, estatales o municipales, empresarios, periodistas y medios de comunicación, sin presentar pruebas.
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