El Cristalazo

El sabotaje y el criminal

Publicado por
Héctor García

La Fiscalía de la Ciudad de México ha incurrido en uno más de sus acostumbrados errores: atosigada por su compromiso en favor de la imagen de la jefa Claudia, ha tirado a la basura la especie del sabotaje permanente a las instalaciones y equipo rodante del Sistema de Transporte Colectivo, y le ha fincado responsabilidad penal al pobre conductor del convoy, quien resultó severamente herido en el accidente. No en el “incidente”.

De acuerdo con la versión del vocero de la FGJCDMX, Ulises Lara, dos fueron las causas del accidente cuya naturaleza obligó, entre otras cosas, a desplegar seis mil Guardias Nacionales en el Metro, seguramente para tener seis mil testigos de sucesivas fallas al parecer interminables.

“…(SE).- la primera fue la quema y corte doloso de cables ubicados en dos registros de conexión que contienen cableado eléctrico de comunicaciones, señalización y pilotaje automático en la estación Potrero, en sus costados oriente y poniente.

“La segunda causa fue “la conducción negligente del tren número 24 que no respetó las medidas de conducción en modo de seguridad que significan no rebasar los 35 kilómetros por hora, lo que asegura que ante cualquier eventualidad el conductor pueda responder y evitar accidentes, garantizando reacciones adecuadas con la distancia y tiempos suficientes en forma segura”.

“Según la relatoría de hechos de la Fiscalía, el viernes 6 de enero a las 20:00 horas se reportó al puesto de Control Central una falla en la señalización al interior del túnel, lo cual afectaba un conjunto de indicaciones que regulan el avance de los trenes.

“A las 00:00 horas del sábado 7 de enero, el equipo de la Gerencia de Mantenimiento se presentó al cierre del servicio para hacer el diagnóstico y detectaron un enorme daño material causado por la quema deliberada de cables en uno de los registros ubicado en la zona oriente de la estación Potrero, por lo que determinaron que la normalización del servicio tomaría el tiempo equivalente a varios turnos de trabajo”.

El “enorme daño material” originado por los cables chamuscados, fue la causa fundamental del grave accidente. Y todo lo demás, consecuencia epistemológica de la primera causa formal.

Si el Metro sufre sabotajes, el piloto del convoy ha sido también víctima de ellos. Sin la deliberada quema de cables (cuyos autores no se sabe, ni se sabrá quienes son, excepto si los inventan),  no habría sido necesario “responder y evitar accidentes, garantizando reacciones adecuadas con la distancia y tiempos suficientes en forma segura”.

Pero el sello de la casa siempre es el mismo. Lo han empleado todos los plañideros de la izquierda. Todo se debe a malquerientes, saboteadores, terroristas cuya finalidad es impedir al pueblo de México la dicha eterna de gozar de los beneficios de la Revolución Democrática (cuando existía) o la Cuarta Transformación (cuando exista).

Así escurrió el bulto Marcelo Ebrard cuando Vicente Fox lo corrió de la Secretaría de Seguridad Pública del DF por su pasmada pasividad durante los linchamientos de Tláhuac, donde grupos subversivos asociados con narcomenudistas, les prendieron fuego a dos agentes.

También así, mediante peritajes amañados y abogados chicaneros, desperdigando dinero a lo bestia, se han zafado de sus responsabilidades los delegados de Tlalpan y Gustavo Madero, en el derrumbe del Colegio Rébsamen (Claudia Sheinbaum) y los muchos difuntos en el News Divine (Francisco Chiguil).

Y esos funcionarios, tanto como el ex jefe de la policía, Joel Ortega no sólo quedaron impunes sino fueron promovidos a cargos superiores.

Ortega, la Dirección del Metro. Chiguil, el ejercicio de su cacicazgo en el norte de la ciudad con tanto respaldo del gobierno central, como para pensar en el lanzamiento de su candidatura al gobierno de la CDMX, cosa bastante improbable.

En el caso actual del Metro, el encarcelamiento del conductor resulta un abusivo acto para la salvación de los superiores.

Si la falla, reportada desde la noche anterior, no fue atendida por quien debía hacerlo (por eso corrieron a Alberto García Lucio, subdirector general de operaciones, dizque para “permitir que se realicen las investigaciones pertinentes”, como si él pudiera impedirlas) fue la causa de todo, resulta absurda la imputación del Pobre conductor del Metro a quien el sindicato ha dejado a su suerte.

Rafael Cardona

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Héctor García