La presidenta de Perú, Dina Boluarte, cumple un mes en el cargo, al que accedió por sucesión constitucional tras la destitución de Pedro Castillo, tiempo en el que ha afrontado violentas protestas en todo el país que siguen activas con el saldo de 28 muertos y decenas de heridos.
Como vicepresidenta electa en las urnas, Boluarte asumió la presidencia para completar el periodo de Castillo, que debía culminar en 2026, pero de inmediato las calles le recordaron el enojo de la población con la clase política en general y decidió rápidamente plantear un proyecto legislativo para el adelanto de las elecciones generales en abril de 2024.
Sin embargo, el anuncio del adelanto de comicios tampoco calmó las protestas, pues distintas organizaciones sociales, sobre todo del sur del país, exigen también su salida de la Presidencia, el cierre del Parlamento y la convocatoria de una asamblea constituyente para redactar una nueva carta magna.
La jefa de Estado ha hecho permanentes llamados al diálogo a los grupos de manifestantes y se ha reunido con distintas organizaciones políticas, gremiales y empresariales para encontrar un clima de calma que le permita dirigir el gobierno en este periodo de transición, como lo ha denominado.
No obstante, el Ministerio Público ya ha abierto una indagación preliminar en su contra, al igual que a varios ministros, por la muerte de 28 personas en las manifestaciones de protesta de diciembre pasado, las mismas que empezaron apenas juró al cargo, por el presunto uso excesivo de la fuerza del Ejército, que salió a recuperar el orden público en apoyo a la Policía Nacional, después de la declaratoria de emergencia.