Rafael Cardona, en su Cristalazo, enfatizó que el asunto de la captura de Ovidio Guzmán era materia de interés estadunidense, no mexicano. Si los mexicanos hubieran tenido interés en prenderle, lo habrían hecho inmediatamente después de conjurado el riesgo de daño civil derivado del. No lo hicieron. No recurrieron ni siquiera al simbólico recurso de las recompensas millonarias. Los americanos sí, ofrecían cinco millones de dólares por él y por sus hermanos. Esperaron más de tres años y según dijo el general secretario de la Defensa Nacional, Cresencio Sandoval, este operativo fue resultado de seis meses de labor conjunta de inteligencia.
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