El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, viaja a Estados Unidos a dos días de la investidura de su sucesor en el poder, Luiz Inácio Lula da Silva el domingo poco después de dirigirse a sus seguidores y pedir una dura oposición al próximo Gobierno.
Ni Bolsonaro ni el Gobierno han dado detalle alguno sobre el viaje, pero de acuerdo con fuentes de su entorno personal citadas por la prensa local, su intención es pasar al menos tres meses fuera del país.
De esta manera, Bolsonaro no cumplirá la tradición del traspaso de la banda presidencial, un gesto apenas simbólico, pero que ha sido respetado por todos los mandatarios desde que Brasil recobró la democracia, en 1985, tras 21 años de dictadura.
Antes de partir, instó a sus seguidores a mantenerse firmes contra Lula en un directo por sus redes sociales, e insistió en que fue «víctima» de una justicia electoral «que no fue parcial» y que, en su opinión, favoreció al líder progresista con diversas decisiones.
«No vamos a creer que el mundo acaba este 1 de enero» con la investidura de Lula, declaró Bolsonaro sollozando, y pidió a quienes le apoyan «no tirar la toalla ni dejar de hacer oposición», aunque de forma pacífica y dentro del marco constitucional.
El pronunciamiento duró poco más de una hora y Bolsonaro no terminó de reconocer su derrota en las elecciones ni felicitó a Lula.
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