Amado líder adora el discurso. El baño de masas es sólo parte del asunto; el discurso reviste un carácter crucial, pues es un monólogo; una puesta en escena personal. Quien sube a una tarima o a un escenario juega con su vanidad, pide “mírenme”. Y en el caso del caudillo populista pide además “créanme, adórenme, obedezcan”.
Diego Fonseca.
La marcha del domingo 27 con todo y sus tumultos reveló lo que algunos sabíamos, la elección de 2024, no está resuelta, la puede ganar quien tenga un buen candidato y haga la mejor campaña.
Un millón 200 mil, dos millones o tres millones de participantes, la cantidad que quieran colgarle los de Morena a la marcha de López Obrador, no refleja ventajas, cometieron el error de competir con las del 13 de noviembre que tuvo una meta que parece se cumplirá, frenar la reforma electoral de López Obrador, defender la democracia, la libertad y al INE.
Por supuesto, fue un desfile de estado, resultó ofensivo el despliegue de recursos, lo que ha provocado que muchos adviertan que es un anticipo de lo que puede suceder en las elecciones del 2024.
Pero también quedó claro que son un verdadero desastre, con todo y el poder que ostentan son incapaces de organizar una marcha; fue un desorden, que den gracias al Creador que el presidente no sufrió malestares marca Epigmenio, porque hubiera sido un caos, sí mucho peor que lo que se observó.
De entrada fueron incapaces de cumplirle el capricho a López Obrador de ver lleno el zócalo durante su discurso, era obvio, después de seis horas de recorrido la gente estaba exhausta.
El presidente desafió primero y criticó después que la marcha del 13 de noviembre no llegara a la Plaza de la Constitución, desde su tribuna cotidiana amenazó con enseñarles cómo se convoca y satura el Zócalo sin los Tigres del Norte.
No fue así, el mismo López Obrador calculó que la capacidad de la plancha es de unos 125 mil personas, de acuerdo a las imágenes difundidas no llegó ni a las cien mil.
La gente cumplió trasladándose al Ángel de la Independencia, pasando lista, exigiendo su torta y el cobro de la cuota. A partir de ahí los de Morena iban por su cuenta.
Un millón 200 mil participantes, aceptando sin conceder, frase que le encanta a Andrés Manuel, el autohomenaje contrasta con los 850 mil del 13 de noviembre que calculó Google o los 640 mil de Guillermo Valdés.
Los organizadores de la marcha ciudadana reconocen que fueron superadas sus expectativas, lo que revela un verdadero interés de participar. No se puede negar que la Ciudad de México es un referente y desde la elección del 2021 se viene incubando una tendencia de cambio, hay suficientes elementos para creer que la oposición puede ganar la jefatura de gobierno, a condición de que no se engolosinen y elijan a la persona con mayores posibilidades de ganar.
Eso y más tendrán que tomar en cuenta para la contienda presidencial.
Contra lo que dicen algunos y hasta lo que revelan las encuestas hay tiempo, la clave estará en conformar una alianza sólida y un candidato o candidata convincente, con una trayectoria impecable, con carisma, que conozca la realidad del país y construya una propuesta para un país del siglo 21.
Por supuesto, no basta. También deberá ser alguien con capacidad de gobernar un país con serios problemas sociales, económicos y políticos; pero esa es otra historia digna de otro artículo.
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