La lepra, una de las enfermedades más antiguas y persistentes de la humanidad, está causada por dos bacterias parasitarias: Mycobacterium leprae o Mycobacterium lepromatosis. Estos microorganismos dañan la piel, los nervios y otros tejidos, causando las características deformaciones en las extremidades de los infectados.
Sin embargo, según los últimos hallazgos de un grupo de investigadores de la Universidad de Edimburgo, estos parásitos pueden reprogramar células, haciendo crecer el hígado de mamíferos adultos sin causar daños, cicatrices o tumores. Este descubrimiento abre la posibilidad de aplicar este proceso natural en la medicina para renovar hígados envejecidos, reduciendo así la necesidad de un trasplante, según el estudio publicado en la revista Cell Reports Medicine.
En colaboración con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EU en Baton Rouge, Luisiana, el equipo de investigadores de la Universidad de Edimburgo infectó a 57 armadillos con lepra. Descubrieron que los animales infectados desarrollaron hígados agrandados, pero sanos e ilesos, con los mismos componentes vitales, como vasos sanguíneos, conductos biliares y unidades funcionales conocidas como lóbulos, que los armadillos no infectados y resistentes.
El equipo cree que las bacterias «secuestraron” la capacidad regenerativa inherente del hígado para aumentar el tamaño del órgano. También descubrieron varios indicadores de que los principales tipos de células hepáticas, conocidas como hepatocitos, habían alcanzado un estado «rejuvenecido” en los armadillos infectados. Aunque los detalles no están claros, la bacteria Mycobacterium leprae parece reprogramar los hepatocitos, transformándolos a un estado similar al de las células madre, lo que permite que todos los tejidos hepáticos adicionales crezcan correctamente a partir de ellas.
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El profesor Anura Rambukkana, autor principal del Centro de Medicina Regenerativa de la Universidad de Edimburgo, dijo que «si podemos identificar cómo las bacterias hacen crecer el hígado como un órgano funcional sin causar efectos adversos en los animales vivos, podremos traducir ese conocimiento para desarrollar intervenciones terapéuticas para rejuvenecer hígados envejecidos y regenerar tejidos dañados”.
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