La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés) anuncia este viernes el veto a la importación y venta en el país de productos de telecomunicaciones de los fabricantes chinos Huawei y ZTE por considerarlos una amenaza a la seguridad nacional.
El regulador del sector señaló en su comunicado que esta es la última medida adoptada para proteger las redes de comunicaciones de Estados Unidos al garantizar que equipamientos «no fiables» no tienen su uso autorizado dentro de sus fronteras.
El veto incluye a los equipos de comunicaciones de los también chinos Hytera, Hangzhou Hikvision Digital Technology y Dahua Technology y sus filiales a menos que estos en concreto garanticen a la FCC que no se usarán con fines de seguridad pública, seguridad de las instalaciones gubernamentales y otros objetivos de seguridad nacional.
«Nuestra decisión, unánime, se trata de la primera vez en la historia de la FCC en la que hemos votado para prohibir la autorización de nuevos equipos basados en preocupaciones de seguridad nacional», apuntó uno de los cinco miembros de la Comisión, Brendan Carr.
La orden validada este viernes tiene la potestad de revocar autorizaciones existentes, un derecho que no se va a ejercer en estos momentos, pero que Carr confió en que se acabe haciendo «pronto».
La presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel, añadió en el comunicado de ese organismo que estas nuevas normas son parte de sus acciones en curso «para proteger a la población estadounidense de las amenazas a la seguridad nacional relacionadas con las telecomunicaciones».
El presidente estadounidense, Joe Biden, había firmado en noviembre de 2021 la Ley de Equipos Seguros, un nuevo esfuerzo de su Administración para tomar medidas contra firmas chinas de telecomunicaciones y tecnología que buscaba evitar que aquellas consideradas una amenaza nacional reciban nuevas licencias.
Las restricciones a la tecnología china se intensificaron en el mandato del republicano Donald Trump (2017-2021) y han continuado con el actual inquilino de la Casa Blanca, lo que ha llevado a China en el pasado a deplorar que Washington perjudique de forma «infundada» a sus compañías, según indicó por ejemplo en febrero el Ministerio chino de Industria y Tecnología de la Información.