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Las medallas del general: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

 

 

Los altos mandos se acostumbraron rápidamente a la buena vida, no así la tropa que ha tenido que cargar con trabajos y misiones para las que no fueron preparados, no está en el diseño de las Fuerzas Armadas el caleidoscopio de actividades y responsabilidades que le ha cargado el gobierno federal.

De la zozobra de los sexenios anteriores que no acabaron por legitimar su salida a las calles, los militares, tanto de la defensa como de la marina, pasaron al control absoluto de la mayoría de las acciones del gobierno.

Para los jefes se quedaron atrás las limitaciones, la vida de cuarteles y los traslados en vehículos militares y ¿cómo no? Viajan en aviones privados de la fuerza aérea, algunos de ellos se mueven en vehículos marca Mercedes o BMW.

La tropa no, a los soldados les toca patrullar, enfrentar criminales, cuando los dejan, aguantar burlas y ofensas de sicarios, hacerla de choferes, albañiles, policías, rescatistas y muchas actividades más.

Han circulado videos en los que se les ve durmiendo sobre cartones en estacionamientos insalubres. También está la queja en redes sociales porque, al parecer, en la guardia nacional no todos cobran en tiempo y forma.

Asunto aparte, vendrán muchas sorpresas, los Guacamaya Leakes pondrán al descubiero toda clase de informaciones, algunas francamente superficiales como las toallas con las iniciales del general, pero otras de gran peso y trascendencia. El presidente, como en otras ocasiones dice y dirá que se conozca todo. No está en sus atribuciones la difusión de los hallazgos porque es y será parte de la labor periodística y él seguirá descalificando y denostando como lo hace todos los días desde la tribuna presidencial.

Soldados y marinos lo que tendrán que ponderar es el futuro, hasta ahora han gozado de la aprobación y confianza de buena parte de la ciudadanía, pero ya se empieza a notar la incertidumbre, verlos por las calles con armas largas, en aduanas y terminales revisando papeles y deteniendo vehículos que consideran sospechosos, entre otras muchas operaciones, trae su costo y desgaste.

Con el poder que López Obrador les ha dado a las fuerzas armadas se viene incubando un segundo estado dentro del estado, porque los militares tienen sus propias reglas y sanciones, se está viendo con los acusados por el caso Ayotzinapa, sus cortes son íntimas, no pasan por la Fiscalía General de la República y eso puede traer unas consecuencias graves para el país.

En días pasados fueron motivo de comentarios los galardones en el pecho del general secretario de la defensa nacional, Luis Cresencio Sandoval, seguramente cada uno se lo ganó y tiene todo el derecho de portarlos cuando viste de gala, pero no es la costumbre, sus antecesores eran, digamos, un poco más austeros o quizás su trayectoria fue menos destacada.

 

AL MARGEN

No son pocos los que creen que las preferencias del presidente para la candidatura de Morena están con Claudia Sheinbaum, yo sigo creyendo que su carta es Adán Augusto López Hernández, quien ha cometido algunos errores, pero ha sido efectivo en temas del mayor interés presidencial. No solo eso, López Obrador sigue encontrando en Tabasco los recursos humanos para sus urgencias, asi Javier May de una secretaría se fue al tren maya y ahora designó a su paisano Rosendo Gómez Piedra como Fiscal de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa.

Como se están dando las cosas López Obrador más que buscar la continuidad de su proyecto necesitará protección, ya escuchamos lo que dijo Lilly Téllez, “denle sus medicinas, lo quiero vivo…”

 

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José Cárdenas