Durante mucho tiempo, debo reconocerlo, viví equivocado en cuanto a la capacidad profesional del fiscal para Delitos Electorales. Lo creía un inútil. Un bueno para poco.
Si únicamente servía para escribir cosas como éstas (septiembre de 2022), mi opinión estaría bien fundamentada. Puros lugares comunes en la interminable perorata moralina y falsa de la IV-T.
“…El actual gobierno hizo de la lucha contra la corrupción su principal bandera. Parece que esto se ha logrado en los niveles más altos de la administración, donde el presidente puede ejercer una vigilancia personal, pero en los niveles inferiores, ¿hasta qué punto ha subsistido?
“Algunos de los casos más graves han sido denunciados y los supuestos autores sometidos a proceso, como en el desvío de 2 mil 500 millones de pesos de la extinta Policía Federal; un desfalco en Segalmex que puede llegar a 9 mil 500 millones de pesos; la estafa maestra, que implicó un desvío de más de 7 mil millones de pesos; los casos Odebrecht, OHL Altos Hornos de México y la llamada Operación Zafiro.
“Durante este gobierno se han recibido 3 mil denuncias en la Fiscalía Especializada en materia de Combate a la Corrupción. Las denuncias contra miembros del actual gobierno son numerosas, pero la mayoría han resultado inconsistentes, como las presentadas contra la fiscalía general de la República y familiares del presidente, la supuesta corrupción de los Servidores de la Nación en la entrega de programas sociales y la compra de vacunas contra el covid-19.
“Es de suponerse y de desearse un informe completo y objetivo de la forma en que el gobierno ha intentado atacar la corrupción. El fenómeno tendrá que ser afrontado y resuelto por varias generaciones futuras”.
Pero ahora he visto la magnitud de mi injusta apreciación. No; no es un inútil; sí sirve para algo. Para encubrir uy prevaricar. Esas son hasta ahora sus habilidades mejor exhibidas y probadas.
La manera como ha escurrido el bulto en relación con las evidencias y confesiones de Pio López Obrador en su oficio y encargo fraterno de recaudador clandestino de fondos negros en líquido “cash”, presumiblemente provenientes –por la condición del mensajero–, de la hacienda chiapaneca, en favor del “movimiento”, como si eso purificara el delito, va más allá de la vergüenza.
Atribuir la exoneración cuya sombra le quedará encima por muchos años, a la presión de tiempo al cual lo sometió el juzgado, es jugar al tío Lolo. Y en eso parece experto. Más de dos años de diligencias tuvo para actuar y cuando lo hizo fue en contra de su cargo y dignidad.
En las líneas de su texto reproducidas arriba, no se mencionan otros casos de corrupción, pero sin hurgar demasiado se diría, el conflicto de interés entre la fidelidad a quien lo puso donde está y la responsabilidad pública de su cargo, más allá de la gratitud personal y la complicidad, (sin ahondar, pero sin olvidar tampoco, la posición altamente rentable de su esposa en la cómoda sala de Plenos de la Corte, debida al mismo personaje, (benefactor familiar de favor completo), hay ahora una larga mancha de corrupción.
Y no se corrompe sólo quien recibe (o entrega) dinero sucio para un partido político sin reporte y sin recato; fuera de la ley y a salvo de la investigación. También quien, desde la obligación de investigar los delitos electorales, se salta a la torera las trancas del decoro personal y la decencia.
A muchos les extrañará esta conducta. Sobre todos quienes les deslumbraban sus farragosos artículos supuestamente doctos y doctrinarios. A mi no. Para casos como este lo colocaron donde está, con una línea directa al Palacio Nacional desde donde llegan las instrucciones y órdenes.
–Sí, Andrés, como tu digas.
Este caballero — resultó bastante Pinchetti– es uno de los hombres más prestigiosos de la IV-T.
¿Cómo estarán los demás?
Rafael Cardona