De ninguna manera quisiera yo restar importancia a los temas de la alta política , de la trascendencia sexenal, de la herencia del poder, con alusiones festivas o imprudente hacia los caprichos de la fortuna o comparar la vida mexicana con una interminable sucesión de azares dominados por hábiles merengueros, aptos en la ciencia y arte del volado; no, tampoco centrar el ejemplo en las incontables rifas de las loterías y juegos de feria pueblerina, ni siquiera cuando desde las alturas mayores de la actividad nacional se han inventado las rifas sin sentido, los sorteos de objetos enormes, como aviones o bienes inmuebles cuyo destino final nadie conoce porque se rifan las cosas y jamás se entregan, pero tampoco se prodigan las recompensas equivalentes, y en esas anda uno, cuando la vida nos recuerda cómo sí nos la pasamos echando al tapete verde de nuestro porvenir; los dados de la suerte; y eso es especialmente notable en el deporte más socorrido de nuestra historia; la adivinación sexenal de la segura candidatura; cuyo curso siempre dura un sexenio y ambiciona querer más, pero por ahora veamos cómo los signos, los indicios, las claves del billete premiado; circulan por todos los corredores y pasillos del poder o de los poderes porque más allá de otras cábalas yo propongo y le advierto, le auxilio, le ayudo si lo quiere ver así a delinear su futuro, pues aun es tiempo para acercarse a quien va a encarnar la fuerza renovadora de la Cuarta Transformación, la cual será lema de una campaña mientras logra sacudirse la tutela del gran electoral del hombre cuyo dedo apunta hacia el orto del nuevo sol sin aceptar de golpe y porrazo cómo la luz del nuevo astro terminará convirtiéndolo a él en las cenizas sobre cuyo montículo se va a erigir el futuro de la nueva demagogia, porque nadie, nunca jamás, se ha complacido con ser el empleado perdurable de quien lo favoreció con su voto, ni siquiera si se tiene alma de Nopalito, y para eso se ha inventado, por primera vez en la vida nacional una forma constitucional, de ejercer el anhelado Maximato, y en nuestros tiempos se llama revocación del mandato porque usted nada más piense: si el sucesor (nótese el género), se revuelve sobre sus pasos y decide, como si fuera Juanito, marchar por la carretera de su propia libertad, el movimiento para la regeneración nacional –ejército propio del actual presidente–, le organizaría una división Panzer encabezada, por decir algo, por Citlali Hernández y Mario Delgado, quienes agitarán por la patria y sus confines hasta reunir los millones de firmas necesarios para proponer el ejercicio revocatorio, y entonces, ¿a dónde vas conejo Blas, con la autonomía colgándote atrás?, y tómala, pues porque aquí nada más mis chicharrones truenan y te vas a alinear por la derecha o por la izquierda; y si eso no fuera suficientes pues ahí están los muchos generales a quienes mi munificencia ha hecho ricos y mis extensiones transexenales ,es han dado poder y presencia hasta 2028, casi a la mitad del mandato futuro, y en la dicha oportunidad para revocar una administración pervertida cuya gratitud le debería impedir el ejercicio de su libertad, y entonces y ahí te veo; hermano, primo hermano, ¿y cómo la ves? y no se te olvide quién te puso ahí y con cual finalidad política: para hacer historia y la Historia (con mayúsculas), no se hace en seis años, ni siquiera en los míos, a pesar de la colaboración de tan doctas personas en el conocimiento y análisis del pasado, y ahí ya la vas viendo más clara y otra cosa, otro indicio es muy simple, el secretario de Gobernación les ha confiado a los diputados cómo él llevó al despacho presidencial la idea de extender la milicia en ejercicio hasta la fecha ya dicha y cómo le dijo el mandamás, pues hágase tu voluntad; o sea, le dijo, como tu creas, hermano, arréglalo a tu moldo, y al día siguiente de esta confidencia –ayer–, distinta de la infidencia, hasta el Ejecutivo lo felicitó por sus intervenciones, y eso, en un autócrata es cosa rara, porque nunca le da mérito a nadie, excepto si se trata de darle lustre a él, pero así vemos ahora las cosas, arréglalo y él lo arregló con el Alito (se acuerdan de los murmullos) y la diputada De las Torre, triste marioneta premiada con un tribunal en las lejanías duranguenses, pero ahí tenemos otra evidencia, para quien la quiera ver, y si eso no fuera suficiente, pues ahí le va la otra, porque mientras saltando por encima del cargo de gobernadora de la capital del país, la señora Sheinbaum (tan conmovedoramente grotesca cuando quiere aparentar sinceridad persuasiva sobre su talento y su talante), recibe órdenes de apuntalar un edificio terminal aeroportuario construido por Vicente Fox, el secretario de Gobernación recorre el país imponiendo conductas a los congresos estatales para modificar la Constitución y les dice a los diputados y senadores cuál es la agenda Legislativa, mientras prepare para el patíbulo para decapitar al Instituto Nacional Electoral con auxilio de los traidores y fugitivos de procesos judiciales y posibles desafueros camarales, y eso es lo visible para todos, excepto para quienes no lo quieren ver y siguen creyendo en la “corcholata” femenina, cuando el señor Adán Augusto, como su nombre indica en la segunda vertical del crucigrama, es el primer hombre con quien el presidente está a gusto; es su brother, su amigo juvenil, su carnal de tantos años, su paisano y además, el único cuyas promociones han sido deslumbrante curricular: López hizo senador a López; López hizo gobernador a López; López hizo a López secretario de Gobernación y operador magnifico, mientras a Claudia la hizo regenta de la Ciudad, y en sus mejores momentos le encargó el tiradero o el hundimiento, del aeropuerto, y le dijo de pasadita, me lavas el coche; por favor, y así cuando llegue la hora ya cercana , López hará presidente a López, mediante el más expeditivo de los procedimientos: lo hará candidato del partido ganador, en una elección cuyo presagio ya se desarrolla a plenitud en el Estado de México y dentro de poco en Coahuila, así pues, los ojos son para ver; los oídos para oír y quien no quiere, pues vaya y compre otro billete, pero yo se lo dije, se lo explqué a tiempo, y si me equivoco, pues será la primera vez…
Rafael Cardona