Los colegios electorales de Brasil cerraron sus puertas tras celebrarse la primera vuelta de unos comicios para los que estaban convocados 156,4 millones de votantes para elegir presidente, gobernadores, diputados, un tercio del Senado y renovar las asambleas legislativas regionales.
Según el tercer boletín del Tribunal Superior Electoral (TSE), 2 mil 196 urnas electrónicas tuvieron que ser sustituidas por diversos fallos, las cuales apenas representan 0,41 % del total que ha sido instalado en todo el país.
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De acuerdo con el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, en las tres primeras horas de votación 130 personas fueron temporalmente arrestadas por diversas violaciones a las leyes electorales, entre las cuales se incluyeron desde actividades de propaganda en favor de candidatos hasta supuestos intentos de sobornar electores.
El presidente Jair Bolsonaro dijo al votar en Rio de Janeiro que «unas elecciones limpias deben ser respetadas» y deseó que «venza el mejor«.
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Por su parte, Bolsonaro ejerció su voto en Río de Janeiro. El ultraderechista, que marcha segundo en las encuestas, ha cuestionado la fiabilidad del sistema electoral de Brasil, y despertado temores de que no aceptará una eventual derrota frente al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Por su parte, Lula votó en Sao Bernardo do Campo, región de Sao Paulo, donde se formó como líder sindical en los años 70. El exmandatario dijo que deseaba que Brasil «vuelva a la normalidad«, ya que «precisa recuperar el derecho a ser feliz«.
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