‘The Mandalorian’ fue un soplo de aire fresco dentro del universo de Star Wars, pero tanto ‘El libro de Boba Fett’ como ‘Obi-Wan Kenobi’ fueron grandes decepciones que invitaban a pensar que la franquicia creada por George Lucas podría haberse agotado. Y no puedo decir que tuviera demasiado confianza en que ‘Andor’ fuese a cambiar eso.
Además, ‘Andor’ prometía ser poco menos que una pérdida de tiempo, ya que giraba alrededor de un personaje que ni siquiera me había gustado demasiado en ‘Rogue One: Una historia de Star Wars’. Quizá por ello la sorpresa ha sido tan grande, pues sus tres primeros episodios invitan a pensar en que estamos ante la mejor serie en acción real de la saga.
En su momento llamó la atención el movimiento de Disney+ de aplazar el estreno de ‘Andor’ y lanzar directamente tres episodios, ya que daba la sensación de ser una forma tanto de proteger un poco la serie respecto a ‘La casa del dragón’ y ‘El señor de los anillos: Los anillos de poder’ como de separarla un poco más de la llegada de ‘She-Hulk’. Una vez vistos, tengo claro que el error habría sido arrancar con un solo capítulo o incluso con dos.
Como tal, el arranque de ‘Andor’ brilla desde el thriller, con su protagonista con cada vez menos opciones para intentar escapar del lío en el que se ha metido al acabar con la vida de dos agentes del Imperio. Esa presión es algo que primero transmite la interpretación de Diego Luna y que luego va sumando cada vez más elementos -especialmente reseñable esos ruidos metálicos a modo de agobiante banda sonora del tercer episodio- hasta el punto de atrapar al espectador y resultar genuinamente emocionante. Porque todos sabemos que va a lograr escapar, pero la serie logra evitar que nos parezca un mero trámite.
Otro detalle llamativo es lo bien integrados que están los apuntes más ligeros sin que eso suponga dar a lo cómico de una presencia marcada. Desde ese guardaespaldas para quien quiere cobrar una deuda de Andor hasta ese pasajero en la escena que sirva para presentarnos al personaje de Stellan Skarsgård -el mejor de la función con diferencia, pues no es lo mismo aparentar seguridad en uno mismo que transmitirla, cosa que él logra con creces-, todo va más bien en la línea de dotar a la serie de un curioso toque cotidiano que le sienta muy bien.
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