Por un lado, la banda que formó en aquel lejano 1970 junto con su esposa Linda McCartney, además de Denny Seiwell y Denny Laine, logró varios éxitos comerciales durante la década que duró, como el conseguido con el sencillo “Mull of Kintyre”, que se convirtió en la canción más vendida de la historia de la música británica con más de 2.5 millones de copias.
Por el otro, su carrera solista -que por cierto, suele ser señalada como una de las causas de la ruptura de The Beatles, lo cual es impreciso, porque tanto John Lennon como George Harrison también habían estado trabajando en otros proyectos antes de la salida del primer LP de McCartney- ha dado cuenta de una incansable búsqueda por distintos territorios sonoros que van desde el soft rock hasta la música electrónica, pasando por trabajos para orquesta, jazz, cine y hasta música clásica (produciendo sólo en este último renglón la nada despreciable cantidad de cinco álbumes).
Y aquí es donde hay que destacar otra de las grandes virtudes de McCartney: Su interés en mantenerse actualizado sobre lo que sucede musicalmente en el mundo y su capacidad para permanecer en contacto con las nuevas generaciones de músicos y productores, con los que ha realizado algunas de sus producciones discográficas del siglo 21, desde Driving Rain (2001) hasta Memory Almost Full (2007), pero sobre todo en grabaciones como New (2013) y Egypt Station (2018), que nos presentan a un artista actual, alejado de cualquier guiño hacia su pasado, sin olvidar su última grabación hasta la fecha, McCartney III (2020), con la que completó su famosa trilogía iniciada en 1970.
Pero su alcance no termina ahí. Para los más curiosos, McCartney tiene también una veta de producciones realizadas en colaboración con otros artistas, las cuales se acercan mucho más a terrenos experimentales, como es el caso de Liverpool Sound Collage (2000), el disco que hizo junto a Super Furry Animals y que está más relacionado con la electrónica y el avant-garde, igual que Twin Freaks, el álbum de mashups que realizó con Freelance Hellraiser (Roy Kerr) en 2005.
En esa misma línea de apertura y creatividad se pueden encontrar algunas de sus colaboraciones realizadas en este siglo con artistas como St. Vincent, Beck, Phoebe Bridgers, Blood Orange, 3D de Massive Attack y Josh Homme, de Queen of the Stone Age.
¿LA CARA MÁS POP DE THE BEATLES?
Así que ya se cumplieron ocho décadas y casi siete desde que este hombre decidió que entregaría su vida a la música. Como destaca esta semana la agencia EFE, el músico tenía apenas 14 años de edad cuando compuso su primera canción, y cuando tenía sólo 20 ya era protagonista del mayor fenómeno de la música popular.
Otra de las ideas más esparcidas en nuestro imaginario colectivo acerca de Macca, es que se trataba del más “fresa” de The Beatles, una fama bien ganada si tomamos en cuenta que suyas son composiciones como “Hey Jude”, “Let It Be” y “Yesterday” -la canción más versionada de la historia de la música-, entre muchas otras joyas de la música contemporánea.
Y es que, como apunta el periodista Bob Stanley en su libro Yeah! Yeah! Yeah! La Historia del Pop Moderno (Turner, 2013): “En ‘Things we said today’ la dulzura candorosa de McCartney y su esponjosa interpretación vocal explican por qué a las niñas pequeñas les parece el más mono de los cuatro y por qué las personas con intolerancia a la glucosa no lo soportan. El bajista tenía tanta facilidad para las melodías bonitas e ingeniosas pero pegadizas que en algunos casos -como ‘Lady Madonna’ o, ya en su carrera en solitario, ‘Wild life’- se notaba que no se esforzaba mucho, cosa que irritaba por igual a sus fans y a sus detractores”.
En todo caso, ahí se aplica aquella máxima de “haz fama y échate a dormir”. Por más experimentos musicales e incursiones que haya realizado el músico en vertientes más sicodélicas y duras del rock, muchos ya no lo verán de otra manera. Lo cual, por supuesto, lo tiene sin cuidado.
LEJOS DE RETIRARSE
Más allá de su producción musical, colaboraciones y trabajos relacionados, el artista no para tampoco en lo que se refiere a presentaciones en vivo. Tan solo en la década pasada, ya siendo un septuagenario, realizó seis giras. Y este 2022 se encuentra realizando un tour llamado “Got Back”, por 16 ciudades de los Estados Unidos.
“Dije al final de la última gira que los vería la próxima vez, y bueno, regresé”, dijo el artista a través de su web oficial en el anuncio de la etapa estadounidense de esta gira y cuyo espectáculo es un repaso por los principales éxitos de su carrera en solitario, pero también con los Wings y, por supuesto, con The Beatles. No podría ser de otra manera.
En ese mismo ánimo retrospectivo, en noviembre pasado publicó el libro The Lyrics, un exhaustivo compendio que rememora su vida a través de los cientos de canciones que ha compuesto a lo largo de casi siete décadas, y que han ido construyendo su autobiografía. Y para completar, en las plataformas de streaming hay una playlist que lleva el mismo nombre, con una selección de 155 canciones destacadas de toda su trayectoria.
También se presentará a finales de junio en el festival de Glastonbury, donde será uno de los artistas principales del cartel.
“La multitud en Glastonbury siempre me ha recordado a una escena de batalla medieval: parece muy heráldica, y ver esta escena icónica y la imagen particular de Glastonbury fue muy emocionante”, dijo sobre el famoso festival británico.
MITOS Y CONTROVERSIAS
Como toda leyenda que se respete, tampoco es ajeno a los temas que llenan las portadas de los tabloides amarillistas, desde aquella leyenda urbana que reza que el verdadero Paul McCartney falleció en un accidente de tráfico en 1966 (“Paul is dead”) y que esa fue la verdadera razón por la que The Beatles dejaron de actuar en directo, hasta sus supuestos pleitos con colegas de otros tiempos, a pesar de que siempre sean desmentidos.
“Incluso ahora, a mi edad, los periodistas y fotógrafos continúan tratando de obtener exclusivas y de sacar a la luz supuestos “trapos sucios”, como si de repente nos hubiéramos enemistado con Ringo, o como si me estuviera peleado con Yoko”, ha dicho el músico, acostumbrado a la curiosidad que siguen despertando los desencuentros entre los miembros de aquella banda.
Lo mejor de todo es que aún lo tenemos entre nosotros. Dispuesto a tocar y cantar donde lo dejen y a colaborar con cualquiera que le provoque algo de curiosidad.
Ya no es aquel joven sonriente de mirada cursi que estaba lleno de sueños, ahora es un viejo millonario y sonriente que los cumplió todos y que sabe lo afortunado que es de vivir para contarlo.
Aprovechemos la ocasión para volver a su repertorio, esa incontable cantidad de obras que parten desde aquella vieja “I Lost My Little Girl”, que compuso a los 14 años tras la muerte de su madre, hasta “I Don’t Know”, una de las últimas suites que escribió hace poco más de tres años en plena crisis personal.
Todas esas melodías forman el legado de una de las más grandes estrellas de la música, una que por fortuna parece estar dispuesta a todo, pero no a dormirse en sus laureles como lo están haciendo -¡perdón! muchos de sus contemporáneos.
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