La campeona olímpica en Atenas 2004, Kelly Holmes, rompió el silencio sobre su homosexualidad y dice sentirse por fin libre, ya que la atleta confesó en The Sunday Mirror que es gay y ha vivido una «vida secreta». A sus 52 años, la medallista británica revela lo que ha sufrido por callar, llorando por no poderlo decir, pero ahora se siente liberada.
«Hubo muchos momentos oscuros en los que deseaba poder gritar que soy gay, pero no pude». Holmes supo sobre su orientación sexual cuando con 17 años, mientras estaba en el Cuerpo Real de Mujeres del Ejército, una compañera soldada la besó. «Entonces me di cuenta de que debía ser gay, porque me sentía bien, cómoda.
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Quería mostrar mi verdadero yo. A veces lloro de alivio, ahora que esto sale a la luz, me estoy deshaciendo de ese miedo», indicó.
Holmes confesó que llegó a pensar en el suicidio, por lo que antes del Mundial 2003 se cortó con unas tijeras. «Estaba en el baño y literalmente quería gritar tan fuerte que abrí el grifo para apagar mis lágrimas. No quería estar más aquí. Me corté en los brazos y las piernas porque sentí que no tenía control sobre mí misma». «Cuando me lesionaba o enfermaba, lloraba todo el tiempo porque todo lo que tenía que hacer era volver a correr, porque si no volvía a correr, mi cerebro se volvía loco», indicó.
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