José Antonio Crespo, analista político, consideró que adelantar la sucesión presidencial, como lo hace López Obrador, es una estrategia política de doble filo, que conlleva beneficios políticos, pero también varios riesgos.
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Por un lado, el presidente se anticipa al juego sucesorio con la intención de ser él quien controla y administra las reglas, los candidatos y hasta la decisión final; por otro lado, al poner a girar a sus “corcholatas” el jefe de la 4T también ha desatado, más de dos años antes, las pugnas, tensiones y golpeteos inevitables entre los aspirantes, sus grupos y el partido Morena.
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