Hoy, cuando los aspirantes al favor presidencial cuyo dedo divino escriba su destino, ejecutan por todo el país los malabares indecorosos de una exhibición penosa por cuanto no es siquiera un acto sincero de respaldo partidista o apoyo a los correligionarios en pos de los gobiernos estatales en disputa, vemos un tiempo triste, en momentos grotesco; indigna caravana de títeres, maromeros y funámbulos, todos dispuestos a ocupar los fines de semana en la aparente adhesión al movimiento de cuya vigencia dependen salarios y porvenir, pero sobre todo, para complacer la voluntad única en un país cuya marcha va sin desviaciones hacía la nación de un solo hombre, una sola voluntad capaz de ordenar los mercados petroleros mediante una usina sin refinación cercana; rehacer a su capricho el mercado de la electricidad, cambiar el curso de los ríos subterráneos de Quintana Roo, ofrecerles protección y cuidado a los criminales, soltar a los narcotraficantes, hacer un tren donde no se necesita y dejar inconclusas las obras donde sería necesario para alimentar un. sistema de aeropuertos, o rifar aviones sin entregar los premios, porque todo es simbólico, todo es verbal, todo es salivoso y conceptual, hasta resucitar a los muertos con la medicina de ñáñigos y babalaos; y para garantizar la continuidad de semejante colección de dislates y distorsiones hasta de la historia acomodada la pobre al capricho del Palacio, se pone a saltar a los secretarios del gobierno como si fueran pulgas amaestradas en el único circo con animales activos, todos como dice Guillermo Prieto del compás de los cangrejos, “un paso pa’ delante; doscientos para atrás, tas, tas”, o pidiendo rey a la manera de Salado Álvarez, porque así lo ha ordenado el dueño de sus voluntades, vayan y esparzan por el país la buena nueva, y allá van sin decoro croa y croa por los cargos, no importa si tienen en sus manos el gobierno de la ciudad capital del país o la gobernación de la patria o las relaciones exteriores de la nación, de todos modos se debe matraquear en favor de Jara en Oaxaca, ahí donde gobierna Murat a quien, sin ser de su partido, ya la voz del Palacio ha sugerido como posible candidato revolucionario e institucional, porque ya no le caben en la canasta sus asuntos al señor presidente y por eso ahora se permite pronosticar sobre los posibles nombres de otros colores a los cuales su movimiento transformador vencerá sin dificultad y les colgará la paliza en el marcador de su parque beisbolero electoral, porque pura macana socio y duro con doña Blanca hasta sacarla del parque y les vamos a caer a palos, como me dijo Hugo Chavez del partido de béisbol en el cual le iba a faltar al respeto a su compadre Fidel, casualmente un día después de la inauguración de la Escuela de las Américas, desde donde Castro exportaba (son sus palabras), ciencia y conciencia, y uno dice pues conciencia, puede, porque ciencia esta duro, mi sangre, ¿cómo va a haber ciencia donde se quiere curar el cáncer con tósigo alacranoso, no juegue usted, ni se inyecte Ozono, ya ve cómo quedó el pobre Maradona quien se confió en la medicina cubana con todo y su tatuaje del Che, y se murió, no sea usted así, no sea comebolas, porque ya en estas condiciones sólo queda el viejo remedio patriótico de toda la vida, como dijo Juan Sabines o de paso vayan todos al carajo, derechito, pues; ya, de una vez con toda la letra y con toda la intención, lo cual es potencialmente peligroso o malo porque si el señor presidente manda a millones al carajo, muchos de ellos lo podrían mandar a él a su rancho de Palenque, y eso no está bien para nadie, ni para la investidura, en las duras ni en las maduras.
Rafael Cardona