El periodista, Carlos Marin dijo que el tema de la contratación de 500 médicos cubanos que quiere imponer el presidente López Obrador ha desatado una guerra de críticas; paradójicamente, es una controversia a la que él mismo prendió fuego por la forma torpe, hosca y hostil con la que enfrentó las primeras críticas, que enrarecieron más por su notoria falta de información sobre el tema y la incapacidad para enfrentarlo con inteligencia racional.
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Lo que sobra en el presidente es inteligencia emocional, quien presa de su propio discurso binario, tildó a todos los que lo critican de “conservadores”, y en la cúspide del mejor argumento que encontró, gritó desde Sonora, “¡que se vayan al carajo!”. Su desafortunada frase no resolverá la disputa, pero ahondará la división y aumentará a sus detractores.
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