Cuando Rick H. regresó a la isla después de diez años fuera, encontró que las historias que se contaban en la calle habían cambiado. Las historias sobre una isla que era habitada exclusivamente por sacerdotes mayas que cuidaban de un santuario, se había convertido en un santuario dedicado a la diosa Ixchel.
Que posteriormente esta villa de pescadores, que en realidad había sido de agricultores de piña y de tabaco, se había transformado con el advenimiento del turismo de buceo. Tras de ellos vino, traídos por empresarios locales, el turismo masivo de cruceros que le dio una estocada casi mortal al turismo de pernocta.
Lo que si encontró fue, una gran cantidad de turistas de cruceros, llamados excursionistas, caminando entre las tiendas, las mismas que en Europa encontró en las islas griegas o en puertos del mediterráneo. Los cruceros habían uniformado el paisaje.
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En 2015 la Universidad del Caribe, publicó el estudio de la Dra. Ana Priscila Sosa Ferreiras sobre el impacto de los cruceros en Cozumel y Mahahual, El turismo de cruceros y la transformación del paisaje.
Cito: “La comunidad local se ve sometida a la dinámica (tiempos, espacios y necesidades) de turistas visitantes de cruceros. El paisaje hace patente su condición colectiva (ahora un destino para cruceros, Cozumel número uno en el mundo). Los turistas se apropian de lunes a sábado (y ahora en tiempos post pandémicos, los domingos también) del malecón como espacio público.
“El paisaje ha sido transformado para mostrar la historia reciente y para ser reconocido en su condición y en función del turista de cruceros. Así, el pueblo de pescadores (y/o agricultores) es en realidad un pueblo de paisajes construidos, en detrimento del paisaje natural que curiosamente es lo que vende la industria de cruceros” (op. Cit. pag13)
En 2010 una empresa de Miguel Alemán, este ahora prófugo por la quiebra de la aerolínea Interjet, intentó construir un 4º muelle en el norte de la isla en el lugar conocido como Banco de Playa, junto al Puerto de Abrigo.
De inmediato se organizó, principalmente por alumnos de la Universidad de Quintana Roo, organizaciones civiles y gente común, un movimiento. No Mas Muelles en Cozumel. Finalmente se detuvo el proyecto al desistirse, ante el rechazo de la comunidad local, los mismos promoventes.
En ese entonces escribimos que este había sido un ensayo para presentarlo más tarde. Igual sucedió con el proyecto Lakam Ha de Greg Sánchez, ex alcalde de Cancún frente al arrecife Palancar. Se presentó primero con un proyecto inmobiliario y de entretenimiento. Y ahora se ha dividido en dos y Semarnat lo autorizó tras dos rechazos anteriores. Ensayos para responder a la autoridad y a los movimientos opositores locales.
Como describimos en líneas anteriores, la comunidad se ha visto invadida en su espacio público, el paisaje y la destrucción del entorno natural por el turismo masivo. Por tanto, es muy susceptible a ello. Y si le agregamos la corrupción en las autoridades ambientales encaradas de calificar y autorizar los proyectos, pues la mula no era arisca…
El año pasado la comunidad de Cozumel de nuevo se defendió ante el anuncio del ingreso de un nuevo proyecto para la construcción de un cuarto muelle de cruceros, ahora en el sur a escasos 500 mt. del muelle Internacional. Una zona muy conflictiva hoy día por el arribo de miles de turistas. Un poco aliviado por la pandemia que ha reducido los números de llegadas de turistas.
Durante 8 meses la industria no trabajó debido a que son grandes dispersores del virus que causa la pandemia actual. Reanudaron en junio del año pasado. De junio a noviembre de 2021 llegaron 600 mil pasajeros de crucero. Los números del 2018 último año normal de arribo de cruceros fue de tan solo los mismos seiscientos mil pasajeros tan solo en el mes de diciembre. Eso muestra la contracción de la industria.
Ahora el gobernador anuncia para el 14 de marzo, con bombo y platillo el arribo del crucero más grande del mundo, Wonder of the Seas que solamente puede atracar en el muelle Internacional. Un crucero de 7 días que parte de Fort Lauderdale a Cozumel y Bahamas. Tiene capacidad para 7 mil pasajeros y trae 2,300 tripulantes. No todos bajan al llegar a un destino y hay restricciones con la pandemia.
Así que, si trae el 70% de ocupación y no todos bajan, pensemos que sean el 50% mas otro tanto de tripulantes, ese próximo 14 de abril deberán sumarse a la población local, 4,650 personas caminando, comprando y usando servicios en la isla.
La isla ha sido rebasada en cuestión de servicios. Cada año y sobre todo en época de lluvias, el sistema de alcantarillado, de aguas negras se ve ampliamente rebasado y las aguas servidas brotan a la calle, incluso en la costera llena de turistas y terminan en el mar. Cozumel tiene servicio de drenaje para 50 mil habitantes, ya somos 100 mil habitantes. En 2018 tuvimos un promedio de 20 mil visitantes por día (sin contar los domingos y añadiendo los que llegan por ferri de pasajeros a pasar el día) añadidos a la población local. También usan servicios, consumen agua, producen basura (sobre todo plásticos) y usan baños durante su estancia en la isla.
No hablemos de la cantidad de CO2 que sus chimeneas derraman en unas horas de estancia en los muelles de la isla, ni tampoco de los cientos de videos y multas impuestas por la EPA (agencia ambiental de EU) que circulan en la red, por el vertimiento de aguas negras en mar abierto. Un crucero promedio de 3 mil pasajeros produce 567 mil litros de agua servidas o residuales.
Decíamos que 2018 fue el último año de números normales de turistas de pernocta y excursionistas (crucero y por ferri). Fueron cuatro millones ochocientos mil cruceristas, medio millón de excursionistas de ferri y seiscientos mil de pernocta con un promedio de estancia de 4 días. Ese año la derrama de cruceros fue de 480 millones de dólares y los de pernocta 600 millones de dólares (según Banxico), echando por tierra que la isla vive de los cruceros.
En 2018 el promedio de uso en el atraco de cruceros en las posiciones ya existentes en la isla fue de 54%. Y los cruceros de última generación fueron tan solo el 7% de arribos. Uno de ellos argumentos es construir este enorme muelle, 1.5 Has en el mar encima de la cordillera arrecifal de Villablanca (la foto de portada es de un buceo ahí la semana pasada), para estos grandes trasatlánticos y “los barcos del futuro”.
Es por ello que la población se organiza y protesta en contra de este proyecto. No es una lucha entre monopolios como lo han mencionado publicaciones pagadas por los promoventes. No es que la gente este en contra del progreso ni de las inversiones. No se trata de pequeños grupos ecologistas disidentes liderados por personas ligadas a Gabriel Cuadri, al muelle de SSA (Internacional), ni de empresarios monopólicos, para crear sospechosismo.
La verdad es que este grupo de inversionistas consiguió que el presidente López Obrador incluyera el muelle en su programa de infraestructura prioritaria (junto al tren maya, el aeropuerto y la refinería) en 2020. ¿Les dio eso licencia para matar?
Se trata de una genuina petición de la gente en Cozumel: derechos humanos, su derecho a gozar del paisaje, de sus playas, de adueñarse y recuperar su comunidad; y derechos para gozar y conservar sus recursos naturales, porque eso es lo que vienen a ver los turistas que pagan estos cruceros. Se trata de que la isla no quiere más cruceros, sino turismo de calidad y que la autoridad (la federación vía impuestos es la gran ganadora de esta ecuación) dote a la isla de servicios básicos indispensables para conservar la calidad de vida que aún gozamos en Cozumel. Los cruceros serán el virus que mate a la gallina de los huevos de oro. Cozumel es una isla que no quiere más cruceros.