Paola Schietekat, la mexicana que trabajaba en Catar y que habría sido condenada a 100 latigazos y siete años de prisión por denunciar una agresión, aclaró que la acusación que inició en contra del hombre que la atacó fue por agresión física y no sexual.
En entrevista con José Cárdenas, Schietekat detalló que el expediente que autoridades abrieron en contra de ella y su agresor, presuntamente por el delito de Zina (mantener relaciones fuera del matrimonio), devino después de que la persona a la que denunció argumento que eran “pareja“
“Cuando denuncié la agresión estaba confiada en que iba a tener justicia, pero, desafortunadamente, el agresor argumentó, en desconocimiento de las leyes qataríes, para defenderse, que nosotros éramos pareja”.
Como entre la supuesta pareja no había un certificado de matrimonio, se abrió la investigación en contra de los dos, la cual aún sigue su curso pero, ahora, sólo en contra de la mexicana.
“Contraté los servicios de una abogada, asumiendo los costos con ahorros, si no quizá hubiera terminado en prisión preventiva hasta que se dictara la sentencia”.
Paola detalló que su agresor era miembro de la comunidad latinoamericana, a quien conoció a través de un grupo de WhatsApp de latinos en Catar.
A decir de Paola, en el proceso hubo ciertas violaciones al debido proceso y a la ley qatarí, como el que la policía la interrogara en árabe.
“Todavía no se ha dictado una sentencia y es por eso que busqué acercarme a la cancillería, para solicitar su apoyo en la audiencia que hay el 6 de marzo”.
Al detallar cómo logró salir de Catar, Paola afirmó que fue gracias a la ayuda de Human Wight Rach, quienes gestionaron con el ministerio del interior su regresó a México.
Schietekat detalló que el proceso sigue, lleva 8 meses, y en este momento está en la corte de primera instancia.
Sobre la reunión que sostuvo este viernes 18 de febrero con el canciller Marcelo Ebrard, Paola Schietekat confirmó que la cancillería se ofreció a solventar los gastos de su defensa, en lo que falta del proceso, y detalló que busca una alternativa para no presentarse en la próxima audiencia en Catar.
“Estamos viendo la posibilidad de que yo no tenga que comparecer. La abogada que me representó ante la Fiscalía tiene una carta poder, sin embargo, no es penalista, se especializa en derecho familiar, por lo que estamos viendo si podemos utilizar esa misma carta poder para que haya asesoría de un abogado penalista en mi representación”.
Paola señaló que es economista conductual y siempre le ha gustado el futbol, por lo que trabajar en Catar, en la organización del Mundial de su deporte favorito, era un sueño cumplido.
“Estaba dentro de la unidad de ciencias conductuales; es la primera vez que un Mundial utiliza las ciencias conductuales en su preparación…. Mucho de lo que hacíamos tenía que ver con sostenibilidad, salud e inclusión. Por ejemplo, hacíamos intervenciones conductuales para mejorar las condiciones de los trabajadores migrantes que construyeron los estadios”.
Fuera del proceso legal que actualmente vive y su búsqueda de justicia, Paola confesó que, aunque es complicado abrirse espacio como mujer sola en un país como Catar, se sentía cómoda viviendo allá.
“Había logrado tener un lugar dentro de la organización para la que yo trabajaba donde me sentía bien… Sentía que estaba sirviendo a causas importantes. Conocí a muchas mujeres qataríes que sabían abrirse espacios. Tiene su propia lucha feminista, abogando, por ejemplo, por tener el derecho de pasarle la nacionalidad a sus hijos”
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