El este de Ucrania fue escenario de nuevos bombardeos por los cuales se acusan mutuamente el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos, lo que aumenta la tensión en la región y, a ojos de Occidente, los riesgos de una invasión rusa.
El sonido de las bombas se escuchaba desde Stanytsia Luganska, una localidad ucraniana bajo control de las fuerzas gubernamentales cerca de la línea del frente.
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Las autoridades ucranianas, que el jueves informaron del bombardeo de una guardería de niños en la región sin que hubiera que lamentar víctimas, señalaron 20 violaciones al alto el fuego por parte de los separatistas prorrusos. Éstos, a su vez, informaron de 27 disparos por parte del ejército ucraniano en las últimas horas.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo el viernes que sigue viendo «más tropas desplazándose» hacia la frontera ucraniana.
Con las miradas del mundo entero centradas en qué hará Vladimir Putin, Rusia anunció que el sábado iba a llevar a cabo maniobras de sus «fuerzas estratégicas», incluyendo disparos de misiles balísticos y de crucero.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, garantizó que se trata de «un entrenamiento regular» que ha sido «notificado a diversos países por varias vías».
En este contexto extremadamente tenso, el presidente estadounidense, Joe Biden y varios dirigentes occidentales mantendrán una reunión por videoconferencia este viernes para hablar de la crisis.
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