Juan María Naveja
Si todo estaba correcto el reportaje de la Casa Gris se pudo demeritar con unos cuantos documentos, no quisieron, no supieron o no pudieron. La primera reacción de Houston llegó dos semanas después y bajo la presión del presidente, una vez que sus ataques a Loret, Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad no tenían el efecto de otras veces como los videos de sus hermanos Pío y Martín.
Los sistemas migratorio, inmobiliario, bancario, legal y laboral de los Estados Unidos son rigurosos, pero al mismo tiempo sencillos y fácilmente rastreables.
Cuando se quiere rentar o comprar una vivienda se puede hacer a través de agentes de bienes raíces o de forma directa, pero en cualquiera de los dos casos hay una investigación al posible inquilino, una revisión de su calificación crediticia, casi siempre la confirmación de su estatus migratorio, la firma de un contrato y, desde luego, los pagos acordados. Una vez cumplidos los requisitos el contrato es registrado y los pagos se reflejan en las declaraciones de impuestos.
Aunque hubiese sido ideal mostrar varios de los testigos de estos trámites, habría sido suficiente con una copia del contrato debidamente protocolizado y no caer en pruebas endebles como las imágenes de whatsapp que presentó la señora Carolyn Adams, esposa de José Ramón López Beltrán.
En torno a la Casa Gris López Obrador no puede expresar ignorancia porque lo exhibe el video en el que aparece bailando su hijo menor enfrente de la alberca, las imágenes se viralizaron de tal forma que seguramente las vio. Además, para que Jesús Ernesto viajase a Estados Unidos debió contar con un permiso notarizado con la presencia de los dos padres, no se sabe si viajó solo o acompañado.
Una semana después ya no fue una sino dos las sospechas de conflicto de interés, a los posibles vínculos con Baker Hughes se agregó la contratación de José Ramón con la empresa KEI Partners, propiedad de dos de los hijos del dueño de Vidanta, Daniel Chávez, uno de los empresarios más cercanos al presidente.
Es verdad, las visas de trabajo son un recurso para contratar personal calificado o indispensable, para las especialidades profesionales hay requisitos de mayor envergadura. En caso de que KEI Partners hubiese contratado al hijo del presidente como abogado debió demostrar que no había en el mercado un profesionista capaz de desarrollar las funciones para las que es requerido, hubiese sido tan simple como presentar una copia de la visa, del contrato y hasta de su declaración de impuestos.
Hay que decirlo, son insuficientes las pruebas presentadas, las dudas no van a desaparecer con las diatribas del presidente.
A esta historia le restan varios episodios y uno de ellos empieza a asomarse con las acusaciones del despacho R. McConnel Group contra Carolyn Adams, a quien acusan de haber ocultado que estaba casada con José Ramón López Beltrán.
A diferencia del presidente, quien ha acusado de corrupción a varios periodistas y medios, la mayoría de los informantes y analistas solo refieren el posible conflicto de interés que se confirma o se desecha con pruebas.
El aparente cambio que propició el informe del despacho contratado por Baker Hughes aún tendrá que pasar por las instancias judiciales norteamericanas, toda vez que ya se presentaron recursos tanto en la SEC como en el Departamento de Justicia, pero esa será otra historia.
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