Gabriel Casillas
Con los movimientos de montaña rusa que han observado los datos económicos a nivel global y local, a veces se pierde perspectiva respecto a cómo se encuentran hoy diferentes indicadores. Considero que es un buen ejercicio hacer un recuento de cómo se encuentran varios de ellos, hoy en particular, los indicadores de empleo. La semana pasada el INEGI publicó los resultados de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del cuarto trimestre del año pasado.
De acuerdo con el INEGI, la población total de nuestro país ascendió a 127 millones 996 mil personas en el 4T21, de las cuales, 98 millones 484 mil tenían 15 años de edad o más, que son los que se toman en cuenta para llevar a cabo las estadísticas de empleo y desempleo. Así, este grupo de personas que tienen 15 años o más se dividen en Población Económicamente Activa (PEA) y Población Económicamente No Activa (PNEA). A la PEA también se le conoce como ‘fuerza laboral’ y es el número de personas que se encuentra en la etapa de vida laboral o productiva. La PEA incluye tanto a las personas que tienen un trabajo, como a quienes no cuentan con él, pero lo están buscando activamente.
En este sentido, la PEA se ubicó en 58 millones 762 mil personas (60 por ciento de la población con 15 años o más) y la PNEA en 39 millones 773 mil (40 por ciento) en 4T21. El porcentaje de las personas que no tienen empleo y que lo están buscando activamente -o ‘desocupados’-, con respecto a la PEA es la ‘tasa de desempleo’. En este sentido, el número de desocupados se ubicó en 2 millones 151 mil personas en 4T21, por lo que al dividir entre la PEA (58 millones 762 mil), se obtiene una tasa de desempleo de 3.7 por ciento.
Ahora, ¿Cómo se encuentra el empleo respecto de los niveles antes de la pandemia (1T20)? Desde el punto de vista del nivel de empleo, hay más personas empleadas que antes de la pandemia, lo cuál es un aspecto positivo. De hecho, el empleo total creció 2.8 por ciento de 1T20 a 4T21. Eso significó una creación de 1 millón 553 mil empleos. No obstante lo anterior, cabe destacar que también creció el desempleo. ¿Cómo puede ocurrir esto? Esto se debe a que la PEA creció más que el empleo en el mismo periodo de tiempo. La PEA observó un crecimiento de 1 millón 747 mil personas de 1T20 a 4T21 y si bien el 89 por ciento pudo conseguir un empleo, el 11 por ciento estante no. Por ello, el número de personas desempleadas registró un crecimiento de 194 mil, llegando así a 2 millones 151 mil personas en 4T21, que como comenté en el párrafo anterior, significa el 3.7 por ciento de la PEA, que también se le conoce como ‘tasa de desempleo’.
De esta manera, debido a que el desempleo creció más que la PEA, la tasa de desempleo se encuentra en un mayor nivel (3.7 por ciento) que antes de la pandemia 3.43 por ciento. Cabe señalar que en el momento más álgido de las restricciones a la movilidad por Covid-19 (3T20), la tasa de desempleo se llegó a ubicar en 5.16 por ciento, por lo que a pesar de que la tasa de desempleo se encuentre todavía por arriba de niveles pre-pandemia, ha habido una recuperación significativa, pero todavía no lo suficiente para llegar a los niveles que observaba la economía mexicana antes de la pandemia.
El reporte de empleo del INEGI es muy completo y se le puede dar seguimiento a un sinnúmero de aspectos referentes al empleo y al desempleo. Tal es el caso del empleo informal y subocupación, por mencionar algunos. Las personas ‘subocupadas’ son quienes tienen un empleo, pero que les gustaría trabajar un mayor número de horas que las que su empleo les permite. En este sentido, el empleo informal creció 7.7 por ciento de 1T20 a 4T21, significativamente por arriba de lo que creció el empleo total (2.8 por ciento) en el mismo periodo. Con este fuerte incremento del empleo informal, el porcentaje de personas empleadas en
la economía informal se ubicó en 28.8 por ciento del empleo total, que es 1.4 puntos porcentuales por arriba de finales de 2018 cuando inició la presente administración y la tasa más alta desde 2012. Por el lado de la subocupación, ésta creció prácticamente 30.0 por ciento con respecto a 1T20 y representa el 10.6 por ciento de la población ocupada.
En resumen, la buena noticia es que el empleo se encuentra a niveles por arriba de pre-pandemia. Sin embargo, la mala es que el empleo creció por debajo de la Población Económicamente Activa (PEA) -por lo que creció la tasa de desempleo-, que el tipo de empleo que más creció es el informal y que la subocupación creció tanto, que el porcentaje de personas que desean trabajar más y no pueden, está su nivel máximo desde 2009 (sin tomar en cuenta los trimestres de pandemia). Este breve descripción del reporte de empleo deja ver una vez más la necesidad de crear las condiciones para que haya inversión y se puedan alcanzar mayores tasas de crecimiento.
Desafortunadamente, la política económica que se ha instrumentado en la presente administración ha desincentivado la inversión privada, así como la inversión pública productiva. Esto no solo hace cada vez más difícil crecer a tasas más elevadas, sino que provoca que se vea difícil regresar a crecer a la tasa de crecimiento promedio a la que el país había crecido en los últimos 40 años (2.3 por ciento) de manera sostenible.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.
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