Leopoldo de la Rosa
Persspicax
De un tiempo a esta parte los actos de violencia o descontrol en deportistas profesionales han sido una constante. Y eso es lamentable por lo que representa en cuanto a ejemplo que trasciende a los aficionados jóvenes o aún infantes.
Había sucedido con Novak Djokovic al agredir a una juez de línea al darle un pelotazo por una decisión que el serbio no creyó justa o correcta. Ahora el descontrol se da en un tenista alemán en el Abierto de Acapulco.
El caso de Alexander Zverev, de 24 años de edad, campeón defensor del torneo celebrado en costas guerrerenses es terrible. Jugando un partido de dobles golpeó la silla del juez principal en cuatro ocasiones además de insultarlo a gritos. Absoluto e inaudito descontrol que le costó la expulsión del torneo.
Posteriormente ofreció disculpas al juez y al comité organizador, tarde ya, pues estaba fuera del evento tenístico más importante de Latinoamérica.
Llama la atención como en distintos escenarios el descontrol de los protagonistas es evidente, contra sus adversarios, el árbitro o aún el público. Los comportamientos violentos se dan desafortunadamente en diversos ámbitos y es ya una constante.
Quizá la presión que todos hemos sufrido por la pandemia y sus consecuencias, el encierro obligado, la inseguridad y qué se yo, una infinidad de circunstancias que han violentado nuestro comportamiento como sociedades a nivel doméstico o laboral en nuestro diario vivir.
Para el caso, una raqueta de tenis se convirtió en arma para golpear el lugar donde se encontraba una autoridad con la que el jugador alemán no estaba de acuerdo. Muy mal. Por ello decimos: hay de raquetazos a raquetazos!
@poldelar