Rafael Cardona, en su Crsitalazo, señaló qué hay palabras que durante mucho tiempo en nuestro país se consideraron prohibidas, por lo menos después de 1968 y en algunos momentos del periodo del gobierno del presidente Echeverría, destacó que decir “golpe de Estado” era una especie de blasfemia; y el presidente Andrés Manuel López Obrador en los últimos años ha dichoso menos cinco veces, que en México es imposible un golpe de Estado, que el ejército tiene una lealtad a toda prueba, pero hay quienes señalan que esta lealtad es recompensada, porque el Presidente ha convertido a los defensores de la Patria en una enorme legión de constructores y de administradores que para el ejército son todas las tareas que aparentemente los civiles no pueden hacer desde construir un aeropuerto a la carrera, hasta administrar las aduanas, repartir medicinas, combatir el huachicol, etc.; es un ejército que tiene muchas actividades sin abandonar las habituales que le corresponden por la Constitución.
Cardona subrayó que el Presidente habla de un golpe de Estado imposible al mismo tiempo que habla de un golpismo civil posible, ante lo que destacó que es porque el ejército no dará un golpe de Estado y nadie lo ha supuesto, nadie lo ha imaginado, no hay ningún indicio, ninguna sospecha, ninguna inconformidad de las fuerzas armadas; pero cuestionó sobre quién defendería al Presidente sí sus suposiciones de un golpe civil se diera por parte de los golpistas que piden medicinas para los niños con cáncer o por los golpistas que ejercen la crítica o la libertad informativa acusados de ser subsidiados por el gobierno de Estados Unidos y que en consecuencia culpa a este país de estar patrocinando un golpe de Estado.
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