Gabriel Casillas
El pasado 8 de septiembre el gobierno federal entregó al Congreso de la Unión la propuesta de Paquete Económico para el año fiscal 2022. El Paquete Económico está compuesto por Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la iniciativa de Ley de Ingresos (LIF) y la propuesta de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Cabe señalar que la fecha límite para que la Cámara de Diputados apruebe la Ley de Ingresos es el 20 de octubre para turnarla al Senado, cuyo deber es aprobarla a más tardar el 31 de octubre. Por último, el Presupuesto de Egresos deberá ser aprobado a más tardar el 15 de noviembre por la Cámara de Diputados. En mi opinión, la propuesta de Paquete Económico mantiene la austeridad fiscal que ha caracterizado al gobierno actual, pero con algunos ajustes. En este sentido, destaco tres aspectos:
(1) Pronósticos macroeconómicos ligeramente mejores al consenso. Las proyecciones de crecimiento del PIB se ubicaron en 6.3 por ciento y 4.1 por ciento para 2021 y 2022, respectivamente. Ambos se encuentran por arriba de los pronósticos de 6.0 por ciento y 3.6 por ciento, que habían publicado en los ‘Pre-Criterios’ en abril. Asimismo, el primero se encuentra relativamente en línea con el estimado de crecimiento del equipo de análisis de Grupo Financiero Banorte de 6.2 por ciento, que coincide también con el consenso en la última encuesta del Banco de México. No obstante lo anterior, el pronóstico para 2022 luce optimista relativo al crecimiento del consenso del mercado en 3.0 por ciento. Por su parte, el tipo de cambio promedio no mostró ajustes, ubicándose en 20.1 pesos por dólar para este año y en 20.3 para 2022. Cabe recordar que un peso más débil (o un dólar más fuerte) impacta de manera positiva al balance fiscal, ya que la ganancia de ingresos petroleros más que compensa por un mayor costo financiero de la deuda externa. Por ello, considero que el pronóstico de tipo de cambio es conservador. La inflación proyectada por la Secretaría de Hacienda se ubica en 5.7 por ciento para este año y en 3.4 por ciento el próximo, en línea con las ultimas estimaciones del banco central. En la parte que se refiere a los ingresos peteoleros, el precio promedio para este año resultó mayor a lo estimado en el reporte trimestral, en 60.6 dólares por barril (dpb). Para 2022 la estimación es de 55.1 dpb (anterior: 53.1 dpb). El precio del crudo para 2022 es conservador a la luz del precio actual que se ubica por arriba de los 65 dpb. En contraste, si bien la producción proyectada para este año se redujo de 1.79 millones de barriles diarios (mdbd) a 1.75 mdbd, para 2022 se anticipa una producción de 1.83 mdbd. Como referencia, la producción en lo que va del año hasta julio ha promediado 1.68 mdbd, utilizando información de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
(2) Déficits más amplios en los próximos años. Los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) –que representan la medida más amplia del balance fiscal–, se revisaron a la baja, es decir, implican un mayor déficit. Para 2021, ahora se anticipan en -4.2 por ciento del PIB desde -4.0 por ciento previamente. De manera similar, los RFSP para 2022 se esperan en -3.5 por ciento (anterior: -2.9 por ciento). De acuerdo con la SHCP, los cambios en los estimados se explican por: (a) La necesidad de seguir brindando apoyo en materia de salud y a la economía; (b) un incremento en la deuda indexada a la inflación; y (c) el uso de fondos, fideicomisos y otros activos para financiar el gasto, lo cual se contabiliza como financiamiento neto. El balance público ‘tradicional’ se ajustó a -3.2 por ciento del PIB para 2021 y -3.1 por ciento para 2022. Finalmente, el balance primario –igual al balance publico menos el costo financiero de la deuda–, el cual se considera a nivel internacional como una medida fundamental de la salud de las finanzas públicas se ajusto a -0.4 por ciento del PIB para este año y en -0.3 por ciento para el próximo.
(3) Sin impuestos adicionales, pero se proponen dos nuevos regímenes con el objetivo de ampliar la base tributaria y reducir la informalidad. Cabe señalar que, en esta ocasión, además de los documentos propios del paquete económico, la propuesta incorpora una serie de modificaciones a la normativa, reglas de operación y leyes secundarias que en algunos casos simplifican el pago de impuestos y en otros, reducen la posibilidad de evasión y elusión fiscal, ambos con el objetivo de aumentar la eficiencia recaudatoria. En este sentido, uno de los principales cambios por el lado de los ingresos es la propuesta del Régimen Simplificado de Confianza para el pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR), aplicable a: (a) Personas físicas con actividad empresarial; y (b) personas morales constituidas por personas físicas. Los objetivos incluyen ampliar la base tributaria, reducir la informalidad e incentivar el crecimiento y el empleo. De manera general, los regímenes buscan simplificar los procedimientos para cumplir con las obligaciones tributarias, reduciendo los costos administrativos y otorgando otros incentivos. Ambos establecen cuotas fijas con base en el ingreso bruto anual, con la elegibilidad en el primer caso para individuos con un ingreso anual máximo de $3.5 millones (con tasas progresivas) y hasta $35 millones en el segundo caso.
Si bien no detallé algunos aspectos sobre los ingresos, así como la asignación del gasto y otras modificaciones fiscales que SHCP está proponiendo, considero que estos son de los puntos más relevantes en torno a las variables que más se enfocan los participantes de los mercados financieros a nivel global para evaluar la salud fiscal de nuestro país.
Twitter: @G_Casillas
* El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.
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