Me llama la atención el hecho de que el presidente de México no trate de vincularse con los grandes líderes de las democracias mundiales, sino que se acerque día con día a los dictadores más abominables del mundo que han suprimido en sus respectivos países los Derechos Universales del Hombre e ignorado los principios más elementales de un Estado de derecho. Andrés Manuel López Obrador no estrecha relaciones con los jefes de Estado que estimulan las inmensas ventajas del mercado libre, que crean las estructuras jurídicas para estimular la certidumbre imprescindible para atraer la mayor cantidad de capitales necesarios para crear empleos y generar fuentes de riqueza. No, AMLO se hace rodear de los tiranos más aborrecibles del orbe con objetivos inconfesables.
Por qué razón intenta reanudar relaciones con Kim Jong-un, el peligroso dictador de Corea del Norte, un connotado criminal acusado de terribles tropelías, una auténtica amenaza mundial, en razón de su alarmante arsenal nuclear. Por si lo anterior no fuera suficiente, invita otro tirano, Díaz-Canel, no al desfile deportivo del 20 de noviembre, sino al día de la Independencia de México, cuando este sujeto deleznable encabeza una sanguinaria dictadura de más de 60 años de antigüedad. Para crear más desazón en nuestro país, Díaz-Canel dirigirá unas palabras desde una importante tribuna nacional dirigidas tal vez a nuestras fuerzas armadas. ¿Más? Sí, como no: AMLO también invitó a su toma de posesión a Nicolás Maduro, otro troglodita que ha impedido el régimen de libertades y desarrollo económico en Venezuela, otrora una potencia petrolera y económica en el hemisferio sur.
Imposible olvidar en este siniestro recuento que AMLO también invitó a Vladimir Putin a las fiestas de la independencia, otro tirano que terminará, en apariencia, su gestión en 2036. No, no asistirá, pero fue convocado… A saber… En esta enumeración no puede quedar excluida la intención de López Obrador de extinguir la Organización de Estados Americanos (OEA) que si bien requeriría de ciertos ajustes, de ninguna manera se le debe excluir del diálogo político y diplomático de América Latina. La gran sabiduría mexicana sentenciará la actitud de AMLO en los siguientes términos: Dime con quien hablas y te diré quien eres…
Kim Jong-un, el líder supremo de un régimen totalitario que reafirma su poder mediante la vigilancia, la represión, la censura y la propaganda, un dictador que sólo permite que los medios de comunicación difundan contenidos que hagan apología del partido, del ejército o de su propia persona, estrena misiles de inmenso costo económico y de gran poder destructivo, mientras la ONU advierte que Corea del Norte enfrenta la peor crisis alimentaria desde los años 90…
Díaz-Canel es el representante de la continuidad del “totalitarismo de tipo soviético” en Cuba, el gran represor de libertades que ha ayudado a sumir en la miseria a millones de cubanos que jamás han conocido las ventajas de la democracia y que por generaciones han sido aplastados por las botas castristas. Díaz Canel sofocó con las boinas negras, y las policías secretas, las voces del pueblo cubando hace apenas dos meses. ¿Qué debemos aprender los mexicanos de este primate caribeño con rostro humano? ¿Por qué invitarlo y, sobre todo, por qué escuchar a quien arresta, detiene arbitrariamente, amenaza con prisión indefinida, persigue y acosa, registra domicilios ilegalmente y confisca y destruye material periodístico?
¿Falta Daniel Ortega que ha encarcelado a los líderes de la oposición y asfixiado a la prensa y a la democracia nicaragüense? AMLO ya lo imita también desde que comenzó con la persecución ignominiosa de Ricardo Anaya…
Falta invitar a las fiestas patrias al guía de la revolución iraní, Alí Jameneí, a los presidentes de Siria, Bachar el Asad, y de Biolorusia, Alexander Lukashenko y, por supuesto, a Haibatullah Akhundzada, líder del movimiento talibán, de la milicia radical que tomó la capital de Afganistán el pasado 15 de agosto, entre otros más…
¿Por qué no invitar a los grandes líderes progresistas del mundo entero, los que crean prosperidad y estimulan el bienestar y el progreso en sus naciones? ¿Por qué a los depredadores de la libertad…?