Este pase, que da fe de que la persona está totalmente vacunada contra el covid-19, es necesario para tomar un café en terraza, ir al cine o al museo o tomar un transporte público en Francia.
En su defecto se puede presentar un test de diagnóstico negativo.
«Liberemos a Francia», «Paremos la coronalocura», «Toma tu pasaporte, Macron, y vete», clamaron los manifestantes en París.
Para el presidente, Emmanuel Macron, es la manera de fomentar la vacunación, proteger a la población y evitar nuevos confinamientos. Para sus detractores, esta ley aprobada a finales de julio es un abuso de poder que corta las libertades esenciales, divide y segrega.
En la protesta de la capital francesa participaron colectivos diversos: la extrema derecha, militantes antivacunación, los llamados ‘chalecos amarillos’, que organizaron multitudinarias protestas en 2018 y 2019, y numerosos ciudadanos opuestos a la medida.
No puedo ir donde quiero», se quejó Marie Huguet, jubilada.
Hay una división entre quienes no tienen el pasaporte y quienes sí lo tienen, es decir, entre los privilegiados y los demás», denunció Béatrice Cazal, de 47 años, en París.
‘Dictadura sanitaria’
Desde principios de julio, esta ola de protestas sigue aumentando. La semana pasada, salieron a las calles de Francia unas 237 mil personas, según el Ministerio de Interior.
Según el colectivo Le Nombre Jaune (el número amarillo), que publica en Facebook un recuento de las protestas ciudad a ciudad, al menos 415 mil personas salieron a las calles de Francia la semana pasada.
La protesta supera ya al movimiento antivacunas y los manifestantes acusan al gobierno de estar subestimando la movilización.
Este fin de semana, hay previstas unas 200 manifestaciones en toda Francia.
Además, de París, en Toulon, en el sureste, unas 22 mil personas, según cifras de la policía, salieron a protestar a las calles, pese al intenso calor registrado.
Venimos por ellos, para que no se conviertan en cobayas», comentó una madre de familia, acompañada de su hija de 16 años.
Me opongo a la obligación de vacunarse sobre todo porque estamos aún probando las vacunas», dijo en Lille (norte) Marie, una enfermera de 36 años que asegura que prefiere cambiar de trabajo antes que vacunarse a la fuerza.
En este momento en Francia, un 68% de la población (unos 46 millones de personas) ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19 y un 57.5% han recibido las dos.
Actualmente, el número de casos diarios de coronavirus ronda los 28 mil y la situación es especialmente crítica en territorios de ultramar como Guadalupe y Martinica.
Los manifestantes franceses denuncian una «dictadura sanitaria», una acusación que indigna al gobierno.
Desde Martinica, que ha tenido que instaurar de nuevo un confinamiento debido al grave aumento de los casos, el ministro de Salud, Olivier Verán, consideró esta semana que «se está hablando demasiado» de estas protestas, que enarbolan «pancartas variopintas, razones dudosas y a menudo asquerosas».
El gobierno francés quiere que a finales de agosto 50 millones de ciudadanos hayan recibido al menos una dosis de la vacuna.
En los territorios de ultramar, la vacunación va mucho más lenta y por eso la variante delta del coronavirus ha golpeado con fuerza, dijo el primer ministro francés, Jean Castex.
Fuente: Excélsior