El magistrado José Luis Vargas Valdez presentó su renuncia a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) reconociendo que no logró generar consensos necesarios al interior del pleno.
En una carta difundida en sus redes sociales, el magistrado Vargas Valdez reconoció estar decidido a ceder el paso a otro magistrado de la Sala Superior para que ocupe el cargo de la presidencia del organismo.
“En concordancia con mis principios y convicciones, he decidido ceder el paso para que asuma presidencia quien. -entre mis pares- cuente con las cualidades para impulsar los acuerdos y la unión que, actualmente, requiere esta institución. A quien resulte designado o designada en esta trascendental responsabilidad, le expreso mi respaldo y disposición para construir en favor de la institución”.
El magistrado Vargas informó que dicha decisión le fue notificada mediante una carta a los ministros que integran el Tribunal y con quienes mantiene una reunión esta misma noche.
Reyes Rodríguez Mondragón no presidirá el TEPJF
Por su parte, también el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón declinó a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tras ser nombrado como sustituto de su colega José Luis Vargas, destituido el pasado miércoles.
El magistrado Reyes reconoció que entre las razones de su declinación está que su nombramiento fue hecho en una sesión en la que estuvieron ausentes los magistrados José Luis Vargas y Mónica Soto, que también integran el Tribunal.
Enfatizó que aunque hubo mayoría colectiva cuando se tomó la decisión de designarlos como presidente del TEPJF, “la decisión no se tomó con todos y todas presentes y ejerciendo su voto”.
A continuación la carta íntegra de su declinación:
A la opinión pública:
El cuatro de agosto pasado, una mayoría de mis pares me designó como magistrado
presidente de este tribunal. En su momento agradecí esa consideración y
designación, y expresé mi compromiso por seguir protegiendo y promoviendo la
labor de este tribunal constitucional.
En las palabras que emití en esa ocasión, enfaticé en la necesidad de fortalecer la
independencia judicial, así como en el papel fundamental que juega el tribunal como
garante de una democracia igualitaria e incluyente.
Sobre todo, en esa ocasión, enfaticé la importancia de la colegialidad de este
órgano, no sólo porque la colegialidad y pluralidad fortalecen las decisiones que
emitimos, sino porque solo de forma colegiada podemos hacer frente a las
presiones externas que amenazan la independencia del máximo tribunal en materia
electoral.
Reconozco, sin embargo, que la decisión de designarme como presidente de este
tribunal -si bien, mayoritaria- fue tomada en ausencia de dos magistraturas que
integran el pleno de este tribunal – el magistrado Vargas y la magistrada Soto – .
Un órgano jurisdiccional colegiado debe cuidar siempre que en sus decisión
participen todos sus integrantes. Pero, además, es una regla clave en democracia
que los procesos legitiman el resultado. Y eso se requiere en la elección de un nuevo
presidente o presidenta del Tribunal Electoral.
En esa voz colectiva del tribunal se afianza nuestra autoridad y nuestra legitimidad.
Esa voz colectiva estuvo mayoritariamente presente cuando se tomó la decisión de
designarme como presidente. Sin embargo, no se tomó con todos y todas presentes
y ejerciendo su voto.
La presidencia tiene que nacer del amplio consenso de quienes integran al tribunal,
y de un proceso que incluya las voces de todas las y los magistrados que integran
el pleno.
Desafortunadamente esto no se dio así en la sesión pasada, lo cual no es sino una
muestra más de que el tribunal electoral pasa por una situación en la que es
necesaria la reconciliación.
La crisis en la sala superior del TEPJF es el resultado de una cadena de
acontecimientos que han puesto a prueba la independencia e imparcialidad de este
tribunal. Cuando en el debate entre jueces y juezas existe la menor sospecha de
que existen injerencias de intereses externos, ese diálogo entre juzgadores para la
construcción de mayorías y consensos se vuelve casi imposible.
Me toca estar a la altura de mi tiempo. Me toca incidir en la reconciliación y la
concordia interna. Para ello, voy a dar un paso a un lado para que el tribunal camine
hacia adelante. Declinaré presidir este tribunal constitucional para que, en un
proceso claro y transparente, entre todos y todas las integrantes de este órgano,
podamos elegir a quien lo presida. Ello forma parte sustantiva de nuestra
independencia judicial. Ello espero, deseo, que sirva para fortalecer a esta
institución y ponerla a la altura que México y Poder Judicial de la Federación
merecen.
Hago un llamado para que trabajemos de la mano por fortalecer esta institución. Es
la hora de la independencia judicial, es la hora de ser árbitros creíbles para todos,
es la hora de reconciliarnos a través del derecho y la impartición de justicia.
Lo que propongo es ver hacia el futuro y abrir el debate y la delibieración para que
el el TEPJF pueda contar con un mejor andamiaje regulatorio para su toma de
decisiones. Parte de los conflictos internos que hoy tenemos están asociados a la
falta de reglas claras en la administración y toma de decisiones.
Lo que propongo es la creación de una comisión de reconstrucción institucional que
tenga como objetivo una revisión de los procesos y, la emisión de reglas claras,
respecto del gobierno interno del tribunal, que fortalezca las reglas de colegialidad
y sobre todo que contribuya a fortalecer la independencia judicial, alineando
nuestros objetivos a la reciente reforma judicial.
Mi compromiso es con el bien público y con el fortalecimiento del poder judicial y del
andamiaje electoral.
Es por estas razones que presentaré mi renuncia a la presidencia que emanó de la
sesión pública del pasado 4 de agosto.
Reyes Rodríguez Mondragón
Ciudad de México, a 9 de agosto de 2021
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